Calleja pone rumbo a Alaska con el McKinley como próxima etapa El tremendo orgullo de ser considerado un sherpa más
El leonés afronta la cuarta fase de su ambicioso proyecto Desafío Extremo a partir de hoy
Casi sin tiempo para tomar aire desde su reciente regreso de su triunfal expedición al Lhotse -en la que batió el récord de velocidad de ascenso de la montaña-, el montañero leonés Jesús Calleja afronta a partir de hoy el siguiente reto de su Desafío Extremo: ascender hasta la cumbre del McKinley, el segundo pico más alto del continente americano con 6.139 metros, situado en el extremo occidental del estado estadounidense de Alaska. La escalada al McKinley, al que los indios de la zona bautizaron hace siglos como Denali o la Cuna del Sol, no es excesivamente complicada técnicamente, aunque no por ello su ascensión es sencilla. La cumbre, situada en Alaska y con una latitud muy cercana al círculo polar ártico, es la montaña del planeta que sufre las tormentas de viento y de precipitaciones más virulentas. Estas inesperadas y furiosas tormentas han causado numerosas tragedias entre los montañeros. Las complicaciones para Calleja no finalizan aquí, ya que a causa de su viaje al Lhotse, la mejor época para asaltar la cima del McKinley está a punto de finalizar. Calleja partirá hoy mismo hacia Ancorage, la ciudad con aeropuerto internacional más cercana a la cumbre, donde aterrizará a última hora del sábado tras un largo viaje que le llevará a pisar anteriormente Madrid, Frankfurt y Chicago. Una vez allí, el leonés se desplazará hasta Talkeetna, la población más próxima a la montaña, para subirse nuevamente a un pequeño aeroplano que le dejará en el glaciar situado a las faldas del McKinley. En el glaciar comenzarán los primeros riesgos para el montañero. Éste deberá extremar las precauciones, en una marcha ascendente a pie de cuatro o cinco días arrastrando un trineo con 45 kilos de material, a causa de la peligrosidad de las numerosas grietas diseminadas por la gigantesca masa de hielo. Tras superar el glaciar, el montañero continuará su marcha hacia el campo 1, situado a 5.500 metros, donde comenzará un proceso de aclimatación a la altura que le llevará aproximadamente una semana, antes de intentar el asalto a la cumbre. Durante toda su travesía Calleja también deberá lidiar con las fuertes corrientes de aire de la zona, que le obligarán a construir diariamente un muro de protección con bloques de hielo para guarecer su tienda de campaña de vientos de hasta 200 kilómetros por hora. A pesar del parapeto, es posible que las ráfagas consigan llevarse la tienda, por lo que el leonés tiene previsto hacer vivac -dormir al raso o en alguna hendidura en el hielo- en caso de necesidad para garantizar el éxito de la aventura.