Diario de León

España salva en el descuento su último ensayo en Ginebra (2-1)

La remontada ante Croacia a base de garra no evita que el sistema siga abriendo dudas

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Jon Agiriano - ginebra
León

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Era el último ensayo general y se trataba de sacar conclusiones antes del Mundial. Pues bien, tras lo visto ayer ante Croacia, hay que certificar que España sigue siendo una incógnita. Más allá de la victoria, lograda con un magnífico gol de Torres en el descuento, el panorama del equipo de Aragonés sigue siendo el que era. Difuso, podría decirse. Salvo Casillas, que descansó, y Puyol, todo lo demás está en entredicho. Jugadores como Torres, Sergio Ramos y Xabi Alonso, que lideraron al equipo en una segunda parte que dejó buenas vibraciones, aprovecharon su oportunidad y quizás estén ante Ucrania dentro de una semana. De otros (y esa nómina alcanza a, entre otros, Raúl, Villa, Xavi o Pablo) quizás no pueda decirse lo mismo. Habrá que verlo. Las incógnitas tras un partido bastante caótico para estas alturas de la preparación, alcanzan también al sistema de juego. El seleccionador decidió volver a los orígenes y armó un equipo con dos extremos, una idea que casi parecía descartada desde que España logró el pasaporte para Alemania y Aragonés se decidió a explorar un inédito 4-3-3. Sin embargo, el funcionamiento del equipo en la primera mitad, desequilibrado y denso, deja las cosas en el aire. Sobre todo pensando en que, en la parte final de la segunda mitad, cuando el dibujo se trastocó y los jugadores se liaron la manta a la cabeza, España ofreció mejores garantías y logró la remontada. El partido pintó mal para España desde que, a los 52 segundos, Joaquín desperdició una ocasión clamorosa al cabecear fuera un centro de Villa. Fue uno de esos fallos que un amistoso te duelen y en un Mundial te matan. Lo peor vino trece minutos después, cuando Pablo marcó un golazo en propia puerta. El caso es que ante una Croacia bien puesta y por delante, España se pasó toda la primera parte cargando el fútbol hacia la derecha, donde Joaquín no dejaba de ofrecerse y Salgado iba y venía en un trasiego constante e infructuoso. Por la izquierda, Reyes no entró en juego hasta que se tiró hacia el centro, mientras Pernía sufría en un debut. Hasta el descanso, el argentino sólo pareció estar para los peores recados. En fin, que si se trataba de explotar el juego por los extremos, el combinado nacional se olvidó de que hay dos. El desequilibrio del juego era tan evidente que resultaba desconcertante. Es cierto que el equipo dispuso de dos o tres buenas ocasiones para empatar, sobre todo un disparo al poste de Villa, pero su fútbol no presagiaba nada bueno pensando en el Mundial. Demasiada blandura, demasiada improvisación. O dicho de otro modo. Poco o nada de la solidez, la seguridad y las firmes convicciones que caracterizan a todas las grandes. En la segunda parte, como estaba previsto, Aragonés continuó con las pruebas. Sergio Ramos ocupó el sitio de Salgado, Torres el de Raúl y Luis García el de un Reyes que ayer emborronó el expediente que había firmado en los últimos amistosos. Tras lo visto, quizás el de Utrera se haya condenado al papel de revulsivo en el Mundial. Con los cambios y subiendo las revoluciones de su juego, España ganó en dinamismo y comenzó a acercarse a la meta de Pletikosa, defendida por una guardia pretoriana. El central Tudor vino a aclarar el panorama del equipo español. Su desvío de una falta de Pernía acabó en la red. El empate animó a los españoles, que tiraron de garra. De lo que le sobra a Sergio Ramos, uno de esos que contagia tensión. El sevillano fue uno de los destacados. A él le hizo el penalti Simunic que Torres erró. Cosas del fútbol, tras este bajonazo, el punta vendría a ser el héroe con su gol, que le llena de optimismo.

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