Unos cien aficionados bercianos corren riesgo de no ver el partido La hinchada blanquiazul está decidida a viajar mañana Lucas Pérez, el director general del Universidad, pide que no salga el vuelo de León

La guerra está servida y eso que el partido entre el Universidad y la Deportiva no empieza hasta el domingo a la una de la tarde, en horario peninsular. Resulta que la directiva canaria ha cedido prácticamente todo el taquillaje del Alfonso Silva a varias empresas de la ciudad que han estado aportando dinero para el equipo a lo largo de la campaña, o al menos eso es lo que dice el director general del club, Lucas Pérez. Lo cierto es que ayer se estuvieron repartiendo entradas en la sede del club a todo el que se pasó por allí, incluidos algunos aficionados de la Ponferradina que acudieron para hacerse con varias de ellas. Da la impresión de que los dirigentes insulares no quieren ver la grada poblada por un mayor número de seguidores blanquiazules porque saben que su equipo apenas cuenta con respaldo en la ciudad, por lo que optaron por esa fórmula para deshacerse del taquillaje. En cambio, Lucas Pérez cuenta con una fenomenal coartada porque dice que la Ponferradina ha esperado a última hora para fletar ese avión y que además lo hizo sin saber si habría entradas para todos los que viajaran. Habla de falta de previsión. Ahora mismo el problema que se plantea es muy grave porque podrían llegar cerca de 200 bercianos el domingo y Lucas calcula que sólo habrá medio centenar de entradas que él denomina de cortesía. Ayer habló con Silvano y con el vicepresidente, Emilio Calleja, con el primero a través del móvil y con el segundo en el propio hotel de concentración del equipo. Lucas aconseja que no salga mañana ese avión de aficionados ponferradinos porque se puede plantear un grave problema de orden público y dice haber avisado a la policía de lo que se les viene encima. Mientras tanto, Silvano asegura que el avión partirá como estaba previsto y confía en encontrar una solución de última hora. Su enfado le llevó a decir al director general del Universidad que ni él ni su familia, que se encuentra también en la isla, acudirán al partido, en lo que podría suponer una ruptura de relaciones entre ambos clubes, después del fenomenal trato que Silvano dispensó a sus colegas canarios el sábado anterior, agasajándoles con una cena en un restaurante ponferradino. La polémica está servida y todo ello cuando faltan sólo unas horas para que parta el avión que conducirá a los aficionados bercianos desde el aeropuerto de León. Es seguro que hoy se sucederán las negociaciones entre las partes aunque la cosa tiene mala pinta porque ninguno quiere ceder ante una situación que a nadie beneficia por lo que se avecina. Era casi media noche en la península cuando Lucas Pérez, director general del cuadro isleño, y el vicepresidente blanquiazul, Emilio Calleja, se encontraban en el hotel donde se hospendan los bercianos en Las Palmas. Emilio pidió más entradas para los aficionados ponferradinos y Pérez le replicó que no tenía ninguna en su poder. No hubo arreglo. A renglón seguido, el dirigente canario explicaba a este medio que la Deportiva debía haber obrado con mayor antelación y diligencia. No entienda que se fletara el avión de aficionados sin tener garantizada la localidad en un estadio en el que sólo caben 1.500 espectadores. Como ahora adivina un grave problema de orden público, Lucas Pérez aconseja a los dirigentes ponferradinos que cancelen el vuelto programado para mañana «no les va a costar nada porque lo fletan el propio presidente la compañía, Pepe Hidalgo, y Luis del Olmo, así que no tendrán pérdidas económicas». Silvano confirma el viaje Después de hablar con Lucas Pérez había que conocer la versión del presidente blanquiazul. José Silvano no tiene ninguna dudas sobre el viaje y confirma que el avión partirá finalmente desde el aeropuerto de León «vamos a seguir intentando conseguir más entradas para que toda nuestra gente pueda ver el partido en el campo». Mientras, Lucas recuerda que en Ponferrada se verá el partido por televisión a través del satélite pero eso no convence a los bercianos.