Una coindiencia muy ingrata

Una maldita coincidencia amenaza con ensombrecer la salida de Marcial Manzano de la presidencia. Él asegura que no hizo nada en estos dos años porque no logró el ascenso a la ACB, pero con un análisis más amplio es fácil percibir que Baloncesto León vivió un cambio de ciclo y se metió en una deriva expansiva durante su mandato. Manzano, con el cuerpo lleno de cicatrices por las cornadas que le ha dado la vida, explicó el martes a los medios de comunicación que no puede seguir en el cargo, y sólo los que no lo conocen o los malintencionados pueden pensar que se va por temor a la novillada sin picadores que se está liando de nuevo en Baloncesto León. Un hombre curtido por grandes faenas en todo tipo de ruedos. Manzano es el animal político en el sentido más clásico de la palabra -de servicio gratuito a la sociedad- y se aleja mucho de la idea actual que mira más hacia la acumulación del poder por pura ambición. Y como ser político le hubiese gustado salir a los medios en esta novillada que se está fraguando para exhibir su saber hacer y repartir muletazos a pecho descubierto y enviar a todos de nuevo al burladero para dejar la arena libre para que de nuevo la ocupen los que tienen que ser los protagonistas, los jugadores y el cuerpo técnico. Se va dolorido, pero no derrotado, porque insiste en que Baloncesto León no perdió el play off. Y sólo la imposibilidad real para seguir asumiendo la responsabilidad de llevar el día a día del equipo le ha obligado a apartarse de una guerra, como es la del ascenso, que como le gusta aclarar a él no está perdida. Ayer tenía que salir en hombros por su gran faena pero del Ayuntamiento salió serio y muy triste, porque deja a la gente del equipo, a su gente, ante un mihura.