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Asier y Pereira llevan a la Deportiva a las puertas del ascenso (1-2)

La Deportiva supera al Universidad arropada por una gran afición en un ambiente hostil La victoria de la inteligencia

Publicado por
Ramón Díez - enviado especial | las palmas
León

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La victoria de la Sociedad Deportiva Ponferradina ayer en el Alfonso Silva ante el Universidad de Las Palmas pasará a los anales de la dilatada trayectoria deportiva de los blanquiazules. Y lo hará por varias razones. Es la primera vez que los bercianos rebasan la barrera de las semifinales en una eliminatoria de ascenso a Segunda División, porque es la primera vez que el Universidad pierde un partido en su campo en toda la temporada, era la primera ocasión en que los ponferradinos ganaban un partido en campo artificial y especialmente porque ganar en Canarias exigió un esfuerzo casi sobrehumano a un equipo que jugó la última media hora con un hombre menos y en medio de un ambiente muy hostil. Por si no fuera suficiente con todo ello, los aficionados deben saber que el cuadro de Pichi Lucas afrontó el partido con varios jugadores mermados físicamente en las horas previas debido a una gastroenteritis de origen vírico, según la versión del doctor Bodelón, que puso en peligro los planes del técnico para el compromiso. Pichi preguntó al doctor antes de ofrecer la alineación que le dijera con quián podía contar y el médico sólo descartó a Gorka Soria pero añadió que Pavone, Bornes y Fuentes tampoco estaban en las mejores condiciones. Especialmente débil estaba el argentino que no cenó el sábado ni pudo desayunar ayer antes del partido. Con mareos, vómitos y otros síntomas propios de esta inoportuna dolencia, saltaron los blanquiazules al campo para ofrecer una lección de profesionalidad que tuvo como merecida recompensa la clasificación para la final de la eliminatoria que volverá a llenar hasta reventar las gradas del Toralín este próximo domingo. El choque siguió los cauces previstos a priori. Se confirmaron los pronósticos y Tino Luis puso en liza a Nacho Franco junto a Paulino para ganar peso ofensivo, mientras que Pichi hizo lo mismo pero a la inversa, situando a Alberto en lugar de un Gorka mermado además por la gastroenteritis para reforzar la parcela defensiva. Universidad llevó el peso del encuentro con Pachi y Sergio dominando el cuero en la parcela central. Desde allí se proponían salvar la muralla blanquiazul a base de pelotazos sobre las bandas en busca de Núñez y Aitor por un costado y de Ángel Luis e Ismael por el flanco izquierdo. Por fortuna, Fuentes y Asier taparon bien a sus advesarios mientras que Chupri contaba con el apoyo de Fran en la diestra. Quedaba la batalla aérea por el centro y ahí aparecieron dos colosos como Bornes y el francés Kevin Debris para dar buena cuenta de Paulino, siempre bullicioso, y de Nacho Franco, que era la novedad de los canarios. A los de Pichi no les importaba dejar el cuero en poder del cuadro local en la zona central del campo y por eso, tanto Úriz como Alberto aguardaban ya dentro de su terreno de juego. Mientras tanto, Ribera y Rubén Vega eran los primeros en obstaculizar la subida del balón. El objetivo era marcar un gol Los bercianos sabían que jugar noventa minutos sobre la cuerda floja, tratando de impedir un gol del Universidad iba a ser tarea complicada. El mejor modo de ponerles las cosas más difíciles era tratar de hacer un gol para que a los locales no les bastara con hacer una diana para pasar la eliminatoria y por eso se propusieron aprovechar una contra para desequilibrar el choque. Y así fue como Asier Salcedo supo llevar a la red un balón que le había cedido previamente Diego Ribera haciendo uso de su espectacular toque de balón, dejando helados a los centrales canarios que se fueron tras él en busca de un balón que parecía perderse por la línea de fondo. Bornes había botado una falta en el medio del campo y el valenciano convirtió en oro un balón por el que nadie daba un duro. Después había que llevarlo dentro y Asier Salcedo, que es sin duda el hombre de esta primera eliminatoria por los tres goles que le hizo al Universidad, fusiló de nuevo a Moisés Trujillo por el primer palo, provocando la explosión de júbilo entre los incondicionales blanquiazules llegados desde Ponferrada el día anterior. Lo malo del asunto es que se acaba de cumplir la media hora de partido y a los enfurecidos jugadores del Universidad les quedaba una hora por delante para marcar dos goles. Ya antes del tanto conseguido por Asier Salcedo, el vitoriano tuvo la oportunidad de fusilar a Moisés, que va a soñar con el jugador vasco durante una buena temporada, después de que Rubén Vega sirviera un balón de gol desde el flanco derecho que Asier empalmó con la zurda para llevar el cuero contra el poste para alivio de todos los canarios presentes en el campo que ya se temían lo peor, algo que sí se produciría un cuarto de hora después. También llegó Universidad y dispuso de su mejor ocasión en un centro de Paulino con la cabeza sobre Nacho Franco que éste envió a las nubes cuando se encontraba un poco escorado frente a Rubio. Después de anotar Salcedo el cuadro de Tino Luis se puso manos a la obra para empatar cuanto antes pero nunca descompuso su fútbol metódico y sosegado, sabedor de que antes o después su oportunidad iba a presentársele. Y fue así como Paulino, quién si no, tuvo en sus botas la igualada al rematar desde dentro del área una pelota que superó a Rubio y que finalmente fue repelida por el poste, cuando faltaban diez minutos para el descanso. Luego llegaría una acción polémica que casi nadie protestó en el campo pero desde fuera tenía toda la pinta de ser un penalti como una catedral. Diego Ribera botó una falta lateral desde el flanco izquierdo y sólo dos compañeros suyos se metieron en el área buscando el remate porque entonces la Deportiva ya ganaba y Pichi no quería dar la opción al rival de montar una contra, algo en lo que son verdaderos especialistas. Lo cierto es que el balón buscaba el segundo palo donde había acudido Alberto pero en el primer poste estaba Asier Salcedo que fue clarísimamente agarrado por Medina, sin que el árbitro observase la incidencia. Eso ocurría en el tramo final de la primera parte y desde ahí hasta el descanso no hubo mayor novedad. Tampoco la tuvo el arranque de la segunda mitad porque saltaron al campo los mismos protagonistas que salieron de principio. Lo que sí resultó espectacular fue la puesta en escena de la Deportiva, por si alguien podía pensar que los de Pichi se iban a atrincherar ante Rubio en defensa de su exigua renta. Rubén Vega acaricia el 0-2 En los primeros compases la Deportiva ejecuta a la perfección un contragolpe que pudo haber decantado la eliminatoria antes de tiempo. En una pérdida de los canarios el balón le llega al zamorano Fran en banda derecha que cambia la pelota de forma espectacular hacia el otro lado del campo donde Rubén Vega aprovecha la subida de Aitor para plantarse con ventaja dentro del área local. Allí sale a taparle Ojeda y el de Castrillo lo burla sin mayores problemas para hacerse un hueco y poner a Moisés Trujillo en su punto de mira. Sin embargo, el remate le sale ligeramente desviado para alegría del público insular que temía por una sentencia anticipada. No fue gol pero el gesto hizo mella en un equipo rival que entonces supo que echarse arriba, como bien había declarado Tino Luis en la previa, podía ser su propio suicidio. Por eso el Universidad se echó arriba sin demasiadas alegrías y sólo en acciones a balón parado los centrales se permitían abandonar su hábitat natural. Eso no fue obstáculo para que el técnico insular pusiera en cancha a todo su arsenal ofensivo. Quitó a los dos laterales, Aitor e Ismael, para dar entrada a Coméndez y Ángel Sánchez, haciendo luego lo propio con Núñez y Corominas. Necesitaba dos goles y había que arriesgar. A punto estuvo de salirle bien porque en una gran dejada de Paulino con la cabeza, Ángel Sánchez demostró porqué era el maximo goleador de su equipo, fusilando a Rubio en el interior del área cuando todavía restaban diez minutos para la conclusión. La Deportiva había aguantado sin muchos agobios pese a que la expulsión rigurosa de Vicente Úriz dejó a los de Pichi con un menos durante la última media hora, pero en ese instante el mundo se les vino encima a los ponferradinos. Cuando peor estaban las cosas y ya en el descuento, Paulino estrelló un testarazo en el larguero y Ramón Pereira tomó el balón en la contra consiguiente para cabalgar hasta el interior del área canaria, como había hecho antes Rubén Vega, sólo que esta vez el emeritense acertó de pleno con la red. Fue el júbilo propio de la sentencia que desencadenó los graves incidentes que se relatarán en las páginas que vienen a continuación.

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