Un país entero con su equipo

Brasil amaneció ayer de verde y amarillo y con el optimismo a flor de piel ante el esperado estreno en el Mundial de Alemania de la selección nacional, favorita para conseguir el título y considerada como una de las mejores de todas las Copas. El ambiente festivo fue visible en todos los rincones del país, donde desde los grandes centros comerciales hasta el más modesto bar de esquina se esforzaron por engalanarse con banderas, globos, cintas, carteles y todo lo que lleve los colores del país. Desde temprano, la fiesta estuvo armada en muchas ciudades a la espera de que comenzase a rodar el balón en Berlín y en algunos barrios de Río de Janeiro las baterías de las escuelas de samba comenzaron desde el amanecer a calentar motores, o mejor dicho, tambores. La escuela de samba de Vila Isabel, campeona del carnaval de Río de Janeiro de este año, puso desde temprano sus músicos y sensuales mulatas a bailar en su sede, mientras que en la Fundación Cafú, en el humilde barrio Jardim Irene de Sao Paulo, se instalaron pantallas gigantes para que la comunidad pudiera «torcer» unida por su ídolo en el partido ante Croacia. En diferentes sitios de gran concentración de público de ciudades como Sao Paulo, Río de Janeiro y Belo Horizonte, entre otras, las autoridades instalaron pantallas gigantes para que nadie se quedase sin ver la arrancada de la selección «canarinha» en su campaña por el sexto título mundial. Hasta el Hospital das Clínicas de Sao Paulo, el mayor del país, mandó instalar 250 televisores en sus instalaciones para que médicos y enfermos no se perdieran los detalles del partido entre un examen y otro. En todas las esquinas y lugares de trabajo sólo se hablaba del mundial y hasta el presidente Luiz Inácio Lula da Silva reservó la tarde para ver el partido en el palacio presidencial, mientras que el Congreso trabajó sólo hasta la hora del almuerzo. Por hablar de comida, un restaurante de Sao Paulo ofreció en su menú un «almuerzo croata», no porque los platos estén inspirados en la gastronomía balcánica, sino para señalar que el equipo de Parreira devoraría a los pupilos de Zlato Kranjcar.