Una prueba de madurez
La juventud no limita la pegada, el desparpajo y la experiencia
España es la selección más joven del Mundial. Pero tiene tablas. Ante Ucrania sopesar las posibilidades de este equipo resultaba complicado porque todo salió a pedir de boca. La eventual inexperiencia quedó en un segundo plano, en buena parte por las facilidades que dieron los rivales. Era la primera vez que los titulares jugaban juntos y quizás era necesario que se produjera una adversidad como la de ayer -tener el marcador en contra- para saber si el entendimiento de estos futbolistas fue fruto de un marcador encarrilado y de la debilidad del contrincante o si hay experiencia y desparpajo para superar malos tiempos. Lo visto ayer fue una demostración de que esta selección tiene enjundia y que es fiel a una filosofía aprendida de memoria: tocar y tocar hasta aburrir al rival. Ni siquiera lo hicieron cuando los nubarrones se cernieron y en la mente de los aficionados comenzaron a rondar los fantasmas. Daba la sensación de que había un convencimiento colectivo de que se podía remontar ante Túnez, de que los 'jugones' y los 'bregadores' tienen una llave maestra para abrir todas las puertas. Y esa confianza es posible porque España aúna tres grandes virtudes sobre el campo que sabe explotar al máximo: madurez, desparpajo y pegada. Es cierto que en la primera parte la experiencia se vio en ataque porque a los defensas les temblaron las piernas. Pero esos nervios desaparecieron tras la reanudación y se quedó con el balón. A partir de entonces, el rival ya no existió. Xavi, Xabi Alonso y Cesc moldearon la pelota y encontraron espacios. Muchos de los agujeros en la zaga fueron posibles por el trabajo de Torres. Es innegable que El Niño tiene carencias, pero las suple con movilidad y poderío físico.