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De la duda a la determinación

Ni siquiera la excelente racha de resultados que les permitió establecer un nuevo récord de imbatibilidad a los blanquiazules impidió que muchos aficionados recelaran del proyecto

Publicado por
Ramón Díez
León

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La tremenda decepción que supuso el fracaso de la Deportiva en la última promoción de ascenso ante el Alcalá, después de una temporada para enmarcar, dejó a todo el mundo sumido en un mar de dudas. Miguel Ángel Álvarez Tomé, el hombre que había llevado al equipo hacia su primera promoción en el actual formato de la competición, unida a la llegada de un técnico sin demasiada experiencia en los banquillos como Pichi Lucas, tampoco ayudó a fomentar la ilusión de muchos aficionados que eran presa del desánimo. A todo ello se unió la salida de varios futbolistas que habían sido clave el año anterior, como Juan Povedano, Miguel García, Guille Escribano o Pedro Tarradellas. Había que empezar prácticamente de cero aunque el club retuvo a un amplio sector de la plantilla que tantas alegrías había proporcionado a su masa social. El nuevo proyecto ofrecía como principal reclamo la contratación de jugadores que no habían saldado con éxito la temporada en sus clubes de procedencia. Nombres como Alberto García, Asier Salcedo, Alberto Sáchez «Chupri», Gonzalo Pavone o Diego Ribera, no ilusionaban en exceso. Se fichó también a un hombre como Evangelos Krios, avalado por su rendimiento de varios años en un equipo puntero como el Ceuta para conducir el juego de los bercianos. Sin embargo, nunca ofreció lo que de él se esperaba y terminaría siendo baja en Navidades. Para provocar más desasosiego, el equipo quedó eliminado de la Copa del Rey a las primeras de cambio por un recién ascendido de Tercera División como era el Portugalete. Ni siquiera la victoria sobre el eterno rival en el primer partido de Liga disputado en El Toralín servía para eliminar sospechas acerca del rendimiento del equipo. A partir de entonces llegó la etapa más dura para Pichi Lucas y sus jugadores. El técnico llegó a estar seriamente cuestionado aunque el presidente siempre respaldó su trabajo. Tocan fondo en Valladolid Los resultados eran decepcionantes y el equipo tuvo su punto de inflexión en aquel partido de Zorrilla donde recibieron tres goles del filial blanquivioleta que jugó casi todo el choque con uno menos y que hasta entonces no había logrado ganar ni un encuentro de Liga. La desesperación de los bercianos fue total y hasta Rubén Vega terminó por perder los papeles provocando una expulsión que reflejaba la impotencia propia y de todo el equipo. Las críticas arreciaron y la situación del entrenador pasó a ser harto complicada. Algunos no tuvieron reparos en pedir abiertamente su destitución pero la junta directiva supo mantener la calma en unos instantes difíciles. La goleada sobre el Portugalete en casa sirvió para calmar los ánimos aunque todavía quedaba la decepción de perder en El Toralín el primer partido contra el filial del Racing de Santander. Quince días más tarde vino otra derrota ante otro filial, esta vez en Zubieta frente a la Real Sociedad B. Sin embargo, aquel día el equipo mostró otra imagen nunca vista hasta entonces. Fue el preludio de una de las etapas más brillantes de la Deportiva en la Segunda División B. Cinco victorias consecutivas Ante el Palencia se logró un triunfo que daba esperanzas de remontar posiciones porque poco antes se estuvo al borde del descenso y las cosas se habían complicado más de lo que cabía esperar. Tras ganar a los castellanos se hilvanaron otros cuatro triunfos que incluyeron además severas goleadas sobre los rivales. Cuatro tantos al Marino en Luanco, tres al Alavés en casa, otros tres al Barakaldo en Lasesarre y tres más ante la Cultural de Durango en El Toralín devolvieron la sonrisa al equipo y a una afición que empezaba a olvidar sus penurias. Ni siquiera la derrota por la mínima en Lemona, justo antes de marchar de vacaciones en navidad, empañó una brillante reacción de los blanquiazules. Para los que aún dudaban, el inicio del nuevo año disipó cualquier duda con la goleada al Zalla, la soberbia actuación en el Helmántico ante un líder hasta entonces intratable, el triunfo en el Amilivia, otro en casa ante el Burgos, luego en Oviedo, más tarde al Athletic B... Eran momentos de euforia. Pero nunca hubo felicidad completa pese a que el equipo ya estaba instalado entre los cuatro primeros. Cuando llegaba la fase de la temporada más sencilla a priori, ante aquellos equipos de la zona baja a los que se había goleado en la primera vuelta, retornaron las derrotas. Se perdió en Vitoria ante el Alavés B y luego llegó el varapalo de Durango (6-0) y la promoción no estaba asegurada. Se respiró con el empate en Zalla. Por fin la fase de ascenso aunque con muchas dudas. El primer rival no invitaba el optimismo. Universidad de Las Palmas era el rival al que nadie quería. Para sorpresa de todos, la Deportiva ganó en casa y fuera, en la llamada batalla de Canarias. Luego otra nueva decepción con el empate postrero del Alicante en El Toralín. Lo de ayer en el Rico Pérez compensa todo lo anterior.