Terremoto en Ponferrada
El Bierzo se echó a la calle. Miles de personas se contagiaron de una alegría indescriptible
Los pilares de la basílica de La Encina y los cimientos del castillo de los Templarios se estremecieron ayer pasadas ocho y media de la tarde. Un terremoto con epicentro en el Estadio Rico Pérez de Alicante agitó la ciudad y gran parte del Bierzo como ningún otro acontecimiento en la historia de la capital de la comarca. Miles de seguidores y aficionados blanquiazules se lanzaron como en una estampida sobre las calles, agitando banderas, bufandas y camisolas blancas y azules. Aunque algo antes, casi 3.000 gargantas habían vibrado en el polideportivo del Toralín, al filo del minuto ochenta y seis de partido, con el trallazo estratosférico que la diestra de Fran envió al fondo de las mallas del guardameta del Alicante. El obús del nuevo héroe balompédico provocó un estado de euforia colectiva frente a la pantalla de vídeo gigante instalada en el pabellón. Y los cánticos de «¡A segunda, Oe!» abrieron la puerta a ocho minutos angustiosos a la espera del pitido final. El chirrido del silbato del árbitro provocó una catarata de emociones. Las risas, los llantos; brincos, y abrazos enamorados entre tipos aparentemente desconocidos, sólo identificables por las zamarras y el corazón blanquiazul, condujeron de inmediato a las avenidas de Ponferrada a miles de personas para cantar la epopeya del conjunto de Pichi Lucas. «¡Es el mayor el hito en la historia de esta ciudad!», repetían los más reflexivos ahogando sólo unos segundos la pasión y agitando banderas del Bierzo con la cruz de San Andrés. Las bocinas de los claxons de los coches condujeron a una marabunta blanquiazul hacia la plaza de Lazúrtegui, donde la concentración de miles de personas hizo entrar en ebullición el agua de la fuente y alentó un segundo «tsunami» de alegría casi indescriptible. Los seguidores más jóvenes se revelaron los primeros como los más desinhibidos. Los coros celestiales de «¡A segunda!» o el «Alé Deportiva, alé, alé» arreciaron y también se prodigaron los mensajes de recuerdo ineludible y «cariñoso» a la Cultural. Una hora después del final del encuentro la plaza de Lazúrtegui seguía concitando, según algunas fuentes, a más de 12.000 personas, desplegadas también por las calles adyacentes donde los efectivos de la Policía Municipal se tuvieron que emplear a fondo para evitar un colapso tan histórico como el triunfo de la Deportiva. Tras los baños y los cánticos, el goce colectivo casi sin medida, la pregunta del millón era la misma para todos. «¿A qué hora llegan mañana?. Que se preparen los jugadores y también los cientos de aficionados de «Champions» que ayer arroparon en directo al equipo en su escalada a Segunda, porque hoy tendrán sin duda un recibimiento glorioso. Y «¡Aupa Deportiva... Adelante y Arriba. A seguir siempre adelante. Siempre adelante, gloria atlética del Sil!»