Diario de León

«El año que viene volvemos»

Mil quinientos aficionados apoyaron a la Deportiva en Alicante en su gesta de subir a Segunda

El azul y el blanco fue el color que dominó una tarde de gloria y alegría

El azul y el blanco fue el color que dominó una tarde de gloria y alegría

Publicado por
Miguel Ángel Tranca - enviado especial | alicante
León

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Nunca un viaje fue tan feliz para los mil quinientos aficionados que apoyaron a la Deportiva en el partido más importante de su historia, el que a la postre le proporcionó el ascenso a Segunda División, la antesala de la Liga de las Estrellas que la hinchada blanquiazul ve ahora más cerca, si cabe la próxima temporada. La marea deportivista, inferior en número en el Rico Pérez de Alicante a los aficionados locales, se dejó notar e incluso dominó en una grada que a tres minutos del final del choque se vino abajo con el gol de Fran y que prolongó la fiesta al terreno de juego una vez el árbitro decretó el final. Fue una tarde histórica que empezó a vivirse varias horas antes en los aledaños del estadio al que fueron accediendo los fieles seguidores de la Deportiva. Ubicados en el fondo norte y con pancartas de apoyo a su equipo, sus cánticos se hicieron notar de tal manera que la Deportiva nunca se encontró sola en su cruzada. «Sí, sí, la próxima temporada también vamos a subir», «Olé, Olé, Olé, Deportiva», «Que bote el Toralín», «Deportiva, Deportiva, Deportiva» y toda una amalgama de deseos se tradujeron conforme fueron pasando lo sminutos en intensas sensaciones que en la primera parte hicieron presagiar un final feliz. La primera ocasión de Diego Ribera a los tres minutos de juego se convirtió en el mejor argumento para una afición que no paraba de cantar, de botar y de seguir el ritmo que marcaban los tambores de una grada que hizo ondear la bandera del Bierzo y de la Deportiva por todo lo alto. Hasta una muñeca hinchable con una cara pegada de Paulino y alguna que otra alusión a la Cultural fueron el ingrediente que la afición deportivista cocinó a lo largo y ancho de los noventa minutos y su pertinente prolongación. Eso a pesar del intenso calor que se adueñó del Rico Pérez. Alguno que otro susto no desanimó a la grada que en la segunda parte volvió a la carga para dotar de ánimos a una plantilla, sabedora de lo que jugaba, se hizo dueña y señora del choque. Los mil quinientos seguidores blanquiazules estaban seguros de la gesta y esta llegaba a los 87 minutos cuando Fran acertaba con la portería de Chema. el delirio fue total y el seño pasaba de ser una ilusión a convertirse en una realidad. La Segunda División estaba casi atada y cuando el árbitro decretaba minutos después el final del choque el lazo ya no iba a soltarse. La explosión de júbilo que se vivió en el fondo norte del estadio fue total. La plantilla, uno a uno y con el entrenador incluido, se dirigieron a la grada para festejar con el jugador número doce la gesta. Cánticos, llantos, muchos llantos de alegría y una intensidad total dominaron la fiesta que durante muchos minutos convirtió en partícipes a unos y a otros.

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