Diario de León

La joven España reta a la vieja Francia

La selección inicia hoy la fase definitiva del Mundial con el objetivo de imponer su toque Aragonés: «Quiero manejar el partido y tener más posesión»

Alberto Estévez

Alberto Estévez

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Jon Agiriano - hannover
León

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Como reconocen todos sus integrantes, a la selección española le ha llegado la hora de la verdad en el Mundial. Durante la primera fase, el equipo de Luis Aragonés ha dejado buenas vibraciones, pero ha sido ante rivales de inferior categoría y en partidos que tampoco tenían la carga de tensión y dramatismo de los que se juegan a vida o muerte. En fin, que lo de esta noche ante Francia en el Niedersachsenstadion de Hannover es otra historia; un examen en toda regla de la verdadera capacidad competitiva de esta España joven y ambiciosa que se ha empeñado en tocar el cielo de Alemania y dar carpetazo al triste sino del equipo nacional en las grandes competiciones. Una primera lectura del partido, que puede es que van a enfrentarse dos selecciones casi antagónicos en la imagen que reflejan. España y Francia vienen a representar el futuro y el pasado. Hablamos de una selección de veinteañeros con talento y ganas de comerse el mundo y de otra de viejas glorias que ya lo han conquistado todo y sólo aspiran a mantener viva la llama de su antiguo esplendor. De su grandeur. De ahí que exista tanto respeto entre ambos equipos y que ninguno de los dos se fíe lo más mínimo de su rival. Domenech, de hecho, hasta se guardó el once titular. Francia teme el toque, la imaginación y la frescura juvenil de los españoles. Y España teme la fuerza, el oficio y el contragolpe francés a través de Henry, cuya vigilancia deberá extremar. El choque tiene todos los ingredientes necesarios para cautivar a los aficionados. Dejando a un lado el factor emocional, el duelo de estilos no puede ser más atractivo. La selección española ha llegado a este Mundial convencida de que sólo puede ser competitiva teniendo el balón. Hay consenso a este respecto. El mensaje de Aragonés y el de sus jugadores es idéntico y se repite como un salmo en cada rueda de prensa. España debe tocar y tocar. Tan convencido está de esta cuestión que, lejos de tomar precauciones para jugar contra Francia, ha hecho todo lo contrario: ha llevado su apuesta por el toque hasta sus últimas consecuencias dando entrada a Raúl, que enganchará con los centrocampistas, y a Cesc Fábregas, un futbolista que piensa más rápido y toca mejor que Senna. Francia jugará a otra cosa. Sus dos medios centros, Makelele y Vieira, dos fuerzas de la naturaleza, pondrán sus cinco sentidos en torpedear la circulación española; una labor en la que también deberán implicarse los volantes Malouda y Ribery. A Zidane, que se despediría del fútbol en caso derrota, ya no se le puede pedir tanto.

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