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Seis de los siete campeones del mundo competirán en octavos

Solamente Portugal y Ucrania han logrado colarse en el grupo de los clásicos que llegan a las últimas rondas Cinco jugadores de la selección serbia serán multados por mal comportamiento

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Ignacio Tylko - berlín
León

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Algo tendrá el agua cuando la bendicen. El sabio refranero popular puede aplicarse una vez más al fútbol, donde los grandes se mantienen entre los mejores y los eternos outsiders como España siguen sin dar el salto a la élite. Nada nuevo. Salvo alguna excepción que siempre confirma la regla, la historia del fútbol es recurrente, reacia a los cambios, ajena a toda revolución. Más allá de la suerte, de los árbitros, de errores o aciertos puntuales, no será por casualidad que seis de los siete países que se han coronado campeones del mundo vayan a competir en los cuartos de final del certamen alemán. Sólo faltaría Uruguay, monarca universal en los lejanos 1930 y 1950, pero tan en decadencia que ni siquiera logró clasificarse en la zona sudamericana. Portugal, un equipo forjado por Felipao Scolari que mantiene idéntica estructura a la que hace dos años, le condujo al subcampeonato europeo en casa, y la sorprendente Ucrania, que tras ser humillada por España reaccionó, levantó la cabeza y tuvo la fortuna de cruzarse ante Suiza, son los únicos invitados a la fiesta de los «glamourosos». El combinado de Blokhin defiende el orgullo de los debutantes, ya que es el único que prosigue su andadura de los ocho que se estrenaron en este Mundial. Su modelo es Croacia, el mejor novato de los últimos cuarenta años, al alcanzar el tercer puesto en Francia'98. Tampoco se debe al azar que la mayoría de los clásicos supervivientes respondan a un estereotipo, a un estilo, a una idea del fútbol de toda la vida. La magia de Brasil; la Argentina «canchera» que combina oficio y calidad; la Alemania física del rodillo; la Italia resultadista y defensiva; la clásica Inglaterra que mantiene la esencia de los inventores; y hasta la Portugal liderada por pocas pero grandes estrellas. Sólo Francia, ya envejecida, ha cambiado el perfil atrevido por el patrón conservador. De nuevo, la pentacampeona canarinha y la bicampeona albiceleste son las únicas que pueden contra los europeos. Por más que a los dirigentes de la Fifa les interese proyectar la universalización del fútbol y su crecimiento, sobre todo en África y Asia, la realidad dicta que siguen a años luz de los mejores. Sin Camerún, Nigeria, Senegal y Egipto en el Mundial, África no dio la talla. Sólo Ghana, que se coló en octavos de final, maquilló la debacle, si bien Brasil la dejó en el camino sin forzar la máquina. Fracaso con mayúsculas también el de los asiáticos, incapaces de seguir la estela de Corea del Sur. Esta vez, tanto esta selección como Arabia Saudí, Irán y Japón, hicieron las maletas de regreso tras la primera ronda.