Diario de León

Dos maneras muy distintas de comprender el fútbol «El mundo entero apoya a Italia»

Galos y azzurros responden a dos estereotipos que no siempre ha refrendado la historia

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Rodrigo Zuleta - berlín
León

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Las maneras de enfrentar el fútbol de Italia y Francia, independientemente de que cómo jueguen sus respectivas selecciones en cada época, han sido perseguidos por dos estereotipos que no siempre han sido refrendados por la historia. Quien piensa en Italia, piensa en un fútbol radicalmente defensivo y evoca irremediablemente el catenaccio del legendario Helenio Herrera, que en estado puro hace tiempos que no existe. Cuando alguien habla de fútbol francés, piensa en un fútbol ofensivo y acaso evoque la figura de Just Fontaine que en el Mundial de 1958 marcó 13 goles alcanzando un récord que sigue vigente. Sin embargo, y pese a la figura de Fontaine, ha sido Italia, y no Francia, la que casi en todas las épocas de su historia ha producido grandes delanteros. Desde Giussepe Meazza, en los años treinta, hasta Paolo Rossi, en los ochenta y llegando a los actuales como Luca Toni, los hermanos Inzagui, Alberto Gilardino o el incombustible Alessandro del Piero, Italia tiene una impresionante tradición de grandes atacantes. Buscar delanteros franceses con el mismo renombre, en cambio, es una empresa difícil. La selección francesa de los años ochenta, capitaneada por Michel Platini uno de los mejores equipos que se ha visto nunca capitaneada, no fue campeona del mundo en parte por falta de delanteros con capacidad de definir. Didier Six, Domique Rocheteau y Bruno Bellone no supieron sacarle todo el provecho a las asistencias que venían de un centro del campo genial en el que estaban Platini, Jean Tigana y Alain Girese. Fallos franceses Cuando Francia, al fin, logró coronarse campeona del mundo, en 1998, el seleccionador Aimee Jacquet hubiera podido llevar a dos delanteros de clase mundial que eran Eric Cantona y Nicolas Anelka pero prefirió prescindir de ellos y prefirió a un tal Stéphane Guivarc'h que tal vez sólo sea recordado por las ocasiones que falló. La fuerza de aquella selección estuvo, en primer lugar, en una extraordinaria defensa liderada por Laurent Blanc y, en segundo lugar, en la genialidad del centrocampista Zinedine Zidane. Ahora, los dos equipos han llegado a la final gracias ante todo a ungran trabajo defensivo. Italia ha encajado un único gol y Francia apenas dos, pero si a alguno de los dos ha mostrado claro atrevimiento ofensivo ha sido Italia en la prórroga del partido contra Alemania.

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