Diario de León

Alemania se despide como tercera del mundo humillando a PortugalSchweinsteiger fue la estrella, relevando al «seco»Klose

Dos zapatazos de Schweinsteiger marcaron las diferencias ante un conjunto luso sin pegada

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Ignacio Tylko - stuttgart
León

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Schweinsteiger, un completo volante izquierdo de sólo 21 años y titular indiscutible en el Bayern Múnich y en su selección, se despidió del Mundial a lo grande. Demostró que defiende, ataca, es duro, orgulloso, tiene carácter y un golpeo a puerta terrorífico. Consoló a los teutones con tres certeros y lejanos disparos -en el segundo contó con la inestibable ayuda de Petit-, y llenó de júbilo a un país volcado con su equipo durante el Mundial. En la agenda del Real Madrid, eclipsó incluso el adiós de Figo, que sólo jugó un cuarto de hora pero tuvo tiempo para sacarse un extraordinario centro que cabeceó Nuno Gomes para maquillar la derrota. También destacó en el día de su homenaje el portero Kahn, que con 37 años realizó tres grandes intervenciones marca de la casa. Más allá del día más señalado para este jugador de apellido impronunciable y nombre Bastian, Alemania venció a Portugal porque estaba más fresca, más convencida y posee mucha más pegada. Como hizo a lo largo del campeonato, ofreció una demostración de que el tiro a puerta, tan en desuso en países como España, es algo más que un recurso. Con justicia, el anfitrión terminó tercero y acumuló su tercer 'bronce', uno más que Brasil, Polonia y Francia. Sin el dramatismo de anteriores duelos a vida o muerte, los contendientes comparecieron dispuestos a ofrecer un partido abierto, de ida y vuelta. Querían despedirse del Mundial con un juego más desencorsetado de lo habitual en esta Copa del Mundo. Además del resultado y de conseguir plaza de podio, unos y otros pensaron que se trataba de una fiesta en la que era obligado agradar a los espectadores. Los de Klinsmann salieron más decididos a cercar a Ricardo y avisaron pronto con disparos de Kehl, un apañado centrocampista del Borussia Dortmund que estrenó titularidad en este Mundial, y de Klose, quien incluso dejó un taconazo para la galería. Ponían garra, velocidad, desparpajo, tiro y entradas por banda los teutones, pero carecían de buena técnica y de esa pausa que caracteriza a los buenos peloteros. Acusaban la ausencia del lesionado Ballack, de largo su jugador más completo. Fatiga lusa Sin Figo, Miguel y el sancionado Carvalho en el once y sus jugadores más fatigados al haber gozado de un día menos de descanso, los lusos reaccionaron desde el buen trato del balón. Comenzaron a tocar más y mejor y se adueñaron del centro del campo hasta el descanso. Tras un Mundial más bien gris, emergió la figura de Deco, el amo y señor de esa zona, con Costinha y Maniche como escuderos y Cristiano Ronaldo y Simao muy móviles por las bandas. Del ex extremo azulgrana nació la mejor ocasión ibérica de la primera parte. Vio el buen movimiento de Pauleta, le dio un gran pase en profundidad, pero el ariete del París Saint-Germain cayó en el engaño del veterano Kahn. El experto portero del Bayern Múnich se fue hacia un lado y le regaló el otro para que justamente lanzase por ahí. Además, Pauleta telegrafió el disparo y permitió su lucimiento. También pudieron marcar los de Scolari en un córner que rozó con la testa Simao en el área pequeña, lo que deja en muy mal lugar a la fornida zaga germana. El duelo estaba muy entretenido, pero le faltaba la chispa del gol. Por la osadía de todos y el desgaste físico y mental que supone el Mundial, los espacios eran cada vez mayores en la segunda mitad. Portugal llevaba la iniciativa, amenazaba, pero no golpeaba porque es un equipo sin definición, ya que Pauleta está en el declive. Una falta que lanzó ligeramente alto Simao preludió la ofensiva alemana. Schweinsteiger decidió que había llegado su momento, la hora de romper el partido. Recogió un balón pegado a la banda izquierda, se vino al centro y agarró un terrible derechazo que le hizo un extraño a Ricardo. Y cuando los lusos aún se reponían del golpetazo, disparó una falta que Petit desvió sobre su propia meta. No contento con ello, firmó un tercer gol que fue la repetición del primero. Con todo resuelto, Alemania dejó tiempo para el lucimiento de Figo. ¿Suerte? Para tenerla como aliada hay que tirar. Eso es indudable.

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