Diario de León

El ucraniano Popovych resucita al Discovery venciendo en solitario

Se apuntó su primera etapa en el Tour tras estar escapado con Freire, Balan y Le Mevel

El ucraniano, feliz, tras cruzar en solitario la meta

El ucraniano, feliz, tras cruzar en solitario la meta

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Benito Urraburu - carcassone
León

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Lance Armstrong comenzó ganando etapas en el Tour de Francia (la primera de ellas en 1993, en Verdun) durante unos cuantos años, hasta que después de su enfermedad se dedicó a disputar la general de la carrera y adjudicarse siete. Yaroslav Popovych, en su segunda participación en esta prueba, ha comenzado a construir, venciendo en la etapa de Carcassonne, unos cimientos que le pueden llevar a lo más alto en un futuro no muy lejano. Es la segunda victoria de un corredor ucranio en el Tour después de la conseguida por Serhiy Honchar en la contrarreloj. Un calor terrible acompañó al pelotón después de la dos etapas pirenaicas, lo que dificultó todavía más la marcha de un grupo al que se le nota fatigado. Una vez finalizada la etapa, descargó una gran tormenta sobre esta villa medieval que acogió al pueblo cátaro. Popovych no piensa por ahora en el podio del Tour. Se limita a seguir la senda de Lance: Quizá en el futuro pueda pensar en ello, pero no en este momento y menos después de los Pirineos comentaba después de conseguir el primer triunfo del Discovery Channel. En su época de corredor aficionado a Yaroslav, un hombre muy religioso, le conocían como 'El Eddy Merckx del tercer milenio'. A los 26 años ganaba por delante de Alessandro Balan y de Oscar Freire en el Tour. Los tres, junto al francés Le Mevel, formaron parte de una escapada que comenzó a gestarse en el kilómetro 94. Nadie quería llegar con Freire a la meta. El francés Le Mevel fue el primero que se quedó. Hasta cinco ataques lanzó Popovych cuando iba en compañía de Freire y Balan en los últimos cinco kilómetros. El italiano salió a todos ellos, menos al último, a falta de dos kilómetros, y eso le permitió ganar a Popovych. «Llegar con Freire era no contar con ninguna posibilidad de vencer. Supongo que al final, Freire se dio cuenta de que Balan también estaba muy fuerte» apuntó tras la consecución de la etapa. Freire, que está mostrando en el Tour una faceta que no se le conocía, la de meterse en las escapadas, reconoció que iba «justo de fuerzas». «Una escapada de este tipo hay que controlarla de una manera determinada. Tanto Popvych como Balan estaban más fuertes que yo», asumió el cántabro. El cansancio que han dejado los Pirineos lo notó el sprinter del Rabobank. La ventaja con la que llegó la fuga, 4:25, le ha permitido a Popovchy colocarse entre los diez mejores de la general. De Popovych dicen los expertos que tiene al menos una victoria del Tour en sus piernas. La temporada pasada, en su primera participación en Francia, fue duodécimo y acabó como mejor joven. Ha corrido tres Giros en los que ha sido tercero, quinto y duodécimo. Unos datos que hablan de su regularidad. Vive a 10 kilómetros de Florencia. «Mi triunfo más importante fue el Campeonato del Mundo que gané como aficionado. Luego, esta etapa. Oír el himno de mi país en el podio es algo irrepetible», apuntaba el campeón del mundo sub'23 en Lisboa. Aquel título le permitió fichar por una de las formaciones más fuertes del campo aficionado a nivel mundial, la Zacorinesee-Vellotex, que dirigía un polémico Oliván Locatelli, que sometía a los corredores a un trabajo durísimo. La vida de Popovych está llena de momentos muy concretos que han terminado por resultar decisivos en su carrera. Ernesto Colnago logró sacarle de Ucrania gracias a un acuerdo con la federación de ese país. El famoso constructor italiano les regaló 300 bicicletas. Sus tres primeros años de profesional los pasó en el Landbouwkrediet-Colnago. El palmarés que atesoró en su época de aficionado es único, sólo comparable al que lograron hace ya muchos años el alemán democrático, antes de la reunificación, Olaf Ludwig, o el ruso Soukouruchenko, dos auténticos monstruos que lo ganaron todo. Se impuso en la Copa del Mundo, el Campeonato del Mundo, el Giro de las Regiones o la París-Roubaix. «Donde quería ganar, lo hacía. Daba lo mismo la modalidad», presume. Ganó 31 carreras y regaló a sus compañeros de equipo al menos otros 24 triunfos. Afincado en Italia desde hace muchos años, habla ruso, ucranio, italiano, inglés y algo de polaco. Cuando pasó a profesionales, se dio cuenta de que no ganaba con la misma facilidad que lo hacía en aficionados. Le costó asimilarlo pero está llamado a la gloria.

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