Valentino Rossi avisó en Alemania que el mundial continúa abierto

La magistral lección que ayer protagonizó Valentino Rossi en Sachsenring puso sobre la mesa una realidad cierta y es que cumplida la décima cita de diecisiete programadas en el Mundial de MotoGP aún queda mucho campeonato. Ni todos los problemas de entrenamientos impidieron que, como siempre, el siete veces campeón mundial se transformarse en el momento de la carrera en un auténtico «diablo» sobre dos ruedas Rossi salió desde la cuarta línea de la parrilla y fue ganando posiciones a pasos agigantados en un circuito en el que adelantar es casi un milagro, pero él lo hizo realidad y acabó luchando por la victoria con todos sus rivales, sin excepciones, en la que es una de las primeras veces que se produce a lo largo del año un enfrentamiento directo con todos ellos a la vez. Como no podía ser de otra forma y a pesar de los ataques en última instancia de su compatriota Melandri, el campeón supo protagonizar una última vuelta de auténtico maestro en la que dejó claro a cada curva el porqué de su condición de campeón. La satisfacción de Rossi era total y por ello no dudó en afirmar tras vencer que tenía que pedir perdón... a su moto, pues el sábado tras los entrenamientos por primera vez había pensado mal de ella. Pero fue nada más que una rabieta, pues el domingo la YZR M 1 llevó Rossi camino de su cuarta victoria de la campaña y le aupó hasta la segunda plaza del campeonato a 26 puntos del líder, Nicky Hayden, que fue tercero y buscará la semana que viene resarcirse en Laguna Seca. El circuito de Laguna Seca, en California, será el escenario de la undécima prueba de MotoGP y ahí Hayden logró su primer victoria en la categoría, pero Valentino querrá dar un giro radical al campeonato. Un giro similar dio a la situación Jorge Lorenzo, que no ganó en los 250 c.c., y dejó que el sanmarinense Alex de Angelis y el japonés Yuki Takahashi se peleasen por la victoria, pero su interés principal estaba en recuperar el liderato de la tabla provisional por puntos y ese objetivo si lo cumplió al ser tercero y ver como Dovizioso, hasta el domingo líder, acababa por detrás de él. Lorenzo tuvo sus más y sus menos con Héctor Barberá, su propio compañero, al principio, pero luego el valenciano fue perdiendo fuelle y acabó quinto, mientras que el mallorquín esperó su oportunidad y templó lo suficiente como para no cometer errores como en Francia, donde no puntuó. Baustista, batallador Mucho más ardoroso y temperamental resultó ser Alvaro Bautista, quien a pesar de tener una consistente ventaja en la clasificación provisional del mundial de 125 c.c. luchó por la victoria como si en ello le fuese el título y lo hizo nada menos que con su propio compañero, el italiano Mattia Pasini. La tensión se «mascó» en el equipo y por ello Jorge Martínez Aspar, el patrón del mismo, se verá forzado a tomar medidas para evitar que estos «piques» en el tramo final de la temporada acaben mal para los intereses de su escudería.