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García Bragado conquista la plata en los 50 km. bajo un aguacero

El marchador se convierte en el atleta español con más edad en subir a un gran podio

Gracía Bragado ondea la bandera de España tras lograr la medalla de plata

Publicado por
Fernando Miñana - gotemburgo
León

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Hubo un momento, cuando la torrencial lluvia caía con más furia sobre Gotemburgo, que Jesús Angel García Bragado sintió como una enorme fuerza interior le empujaba. Mientras la mayoría de los marchadores, con decenas de kilómetros a cuestas, agonizaban, mientras se producía algún que otro hundimiento, como el del noruego Tirad Nymark, líder hasta el kilómetro 35, o el bielorruso Andrei Stepanchuk, el español se sintió inagotable. Ignoró el agua y se fue a por las medallas. Primero cazó el bronce; luego, la plata. El oro era imposible, pertenecía ya al francés Yohan Diniz (3:41.39). «No sabía ni por dónde iba del agua que había, pero yo soy muy cabezón. Y pensé: «Que caiga lo que quiera'». Es la mentalidad del que ha superado decenas y decenas de obstáculos a lo largo de su vida. Porque Suso, 36 años y 10 meses, se ha convertido en el atleta español con más edad en subir a un gran podio. Qué le importaba a él, viejo roquero, que estuviera cayendo la mundial. Él se ha entrenado en condiciones peores. Por eso, mientras arreciaba el aguacero, su mente viaja hasta Lleida, a la huerta, 500 kilómetros de caminos rurales, y se acordaba de las calamarsades (granizadas en catalán), cuando «caían piedras como peras». La oportunidad de volver a coger una medalla estaba ahí, al alcance de la mano, después de cuatro años de sequía. Como para importarle que lloviera, que tronara, que rugiera el cielo. Porque Bragado tiene previsto convertirse en otro atleta eterno. Como el checo Jan Zelezny, que el miércoles lanzó su último dardo con 40 años. O la velocista jamaicana, ahora eslovena, Merlene Ottey, quien, con 46, anuncia que seguirá una temporada más. No es fácil ser tan longevo en una especialidad como la marcha, que cimbrea el esqueleto durante horas. Pero no se asusta el madrileño. Y así, el 6 de septiembre el doctor Manel Ribas le operará una cadera, la cabeza del fémur. Dos semanas después la otra. Y en mes y medio, a marchar. Que aún le queda un buen trecho por delante. Porque Bragado tiene muy claro que va a seguir muchos años más. De hecho, su cálculo inicial estaba cargado de simbología. Urdió bajar el telón en 2012 si Madrid hubiera sido elegida para acoger los Juegos Olímpicos. Así hubiera completado 20 años exactos entre su primera medalla y la última. Entre los primeros Juegos en España y los últimos. Pero da igual. No le cuesta demasiado encontrar nuevos retos. El primero será lograr estar en Pekín, en 2008, para disputar sus quintos Juegos Olímpicos consecutivos. El segundo, ir a Barcelona, en 2010, para luchar por la medalla de oro que se le ha escapado en Gotemburgo. En la Ciudad Condal ya tendrá 40 años. Está claro que Jesús Ángel García Bragado, que desde 1992 no ha fallado a ninguna gran competición, es un tipo peculiar. De entrada es autodidacta. Se entrena solo desde hace años. Pero ya ha anunciado que la próxima temporada será diferente. «Tengo lista una sorpresa, un bombazo», dijo antes de que trascendiese que Valentín Massana, un ex marchador ilustre, será su preparador. Su preparación, no obstante, carece de grandes secretos. «Yo soy como los ciclistas. Lo mío es acumular kilómetros». Sus maltrechas caderas le había impedido este año llegar a los 7.500 kilómetros. Se quedó en 4.000. Una minucia para este atleta y concejal de Lleida. Por eso no tenía escasas esperanzas en esta final. Pero el atletismo, tantas veces cruel, a veces también tiene algún guiño con sus practicantes más fieles.

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