Diario de León

Las bajas temperaturas, impropias de agosto, «enfrían» lam edia veda

Ahora se cazan menos piezas y la mayoría no han alcanzado todavía su pleno desarrollo

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Pedro Vizcay - león
León

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La ilusión que había deparado el inicio de la media veda de caza a causa de los buenos resultados de la primera jornada se está viendo considerablemente reducida. Las codornices parecen haber desaparecido de muchas zonas y las perchas obtenidas se han reducido a mas de la mitad. Además, las piezas que se están cobrando son aves muy jóvenes que, aparentemente, no han logrado todavía la madurez suficiente para emprender la migración. Esta situación ha motivado que la presencia de cazadores sea menor ya que las posibilidades de obtener resultados aceptables ha quedado lejana y, tan sólo con el concurso de un buen perro, y a base de mucho esfuerzo, se consiguen perchas de media docena de codornices. Las causas del bajón experimentado están muy claras. No ha sido tanto la lluvia como el frío de la pasada semana que hizo bajar el mercurio hasta los siete grados, temperaturas impropias del mes de agosto. En esta situación las codornices que tienen suficiente desarrollo optan por emigrar hacia el sur. Ya en la jornada del día 17 algunos cazadores se vieron sorprendidos por concentraciones de hasta cincuenta codornices en laderas y baldíos orientadas al sur, señal inequívoca de su partida hacia latitudes más bajas. Además, se da la circunstancia de que este año tanto las cosechas como el desarrollo de la fauna llevaba un considerable adelanto, lo que ha permitido que los pollos de las primeras nidadas ya estuviesen formados y con fuerza suficiente para emprender la migración. Paradójicamente algunas zonas de paso tradicional en las rastrojeras de los secanos del sur de la provincia se han beneficiado por la entrada de codornices. Si, como parece, el tiempo se estabiliza y las temperaturas se mantienen altas, es previsible que en estas zonas permanezcan codornices siempre que encuentren alimento y refugio. Tórtolas y torcaces Estos dos tipos de palomas, que se pueden cazar durante la media veda, contribuyen a llenar en cierto modo el vacío que dejan las codornices. La pequeña tortolilla, que hace años fue muy abundante, está en claro retroceso y apenas llega un diez por ciento de las que acostumbraban a entrar hace diez o quince años. Las causas de esta reducción de efectivos hay que buscarlas en las cacerías intensivas a que se ve sometida esta especie en el norte de África desde hace algunos años y que, en el caso de Marruecos, llega a ofertarse como paquete turístico. Es una paloma bastante confiada y fácil de abatir. En Castilla y León el cupo de tórtolas se ha reducido a ocho por cazador y la apertura se realiza más tarde. Aun así, se ven muy pocas aves de esta especie. El vacío en cierto modo ha venido a llenarse con la tórtola turca, una paloma a la que no le importa anidar en zonas urbanas o semiurbanas. Esta especie, fácilmente identificable, no se puede cazar. La paloma torcaz, de tamaño mucho mayor y más desconfiada, no ha sufrido los problemas de su pariente pequeña y mantiene unas poblaciones estables. En áreas de montaña y media montaña se caza durante la media veda, siendo un tiro difícil y muy bonito, además de una excelente pieza para la gastronomía local. La migración de la paloma torcaz se retrasa hasta finales de septiembre o principios de octubre. En estas fechas y aun posteriores, los grandes bandos de palomas que han criado en Europa hacen su paso por el Pirineo, donde se las caza desde puestos situados en lo alto de los robles y hayas. También en los montes y valles del interior peninsular hay pasos de paloma. León no se encuentra en su trayecto migratorio, lo que no quiere decir que, en ocasiones, algunos bandos se desvíen hacia las riberas de los ríos y montes de roble o encina cuyas bellotas consumen. Las palomas torcaces que se cazan en León son, mayoritariamente, las que han criado aquí.

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