Perico, las azafatas y la sidrina
Cuatro horas en El Morredero esperando a los ciclistas dieron para multitud de anécdotas
El público que se citó en la cima del Morredero estaba preparándose para dar buena cuenta de las viandas cuando se produce cierta agitación. «Llega Perico Delgado» se escucha en la distancia. Hay revuelo y solicitudes de autógrafos y fotografías con el segoviano, ahora metido a tareas de comentarista. Perico atiende hasta donde puede porque luego se lo llevan en volandas para colocarle «la petaca» y acto seguido entra en directo junto a Carlos de Andrés para abrir la transmisión del final de etapa. Los ánimos se encienden de nuevo cuando llegan las azafatas que son como los Reyes Magos pero están de mejor ver. Regalan desde paraguas, hasta gorras pasando por colgantes, parasoles y mil artilugios publicitarios de las firmas que ocultan sus encantos. Un grupo de asturianos, llegados en un autocar fletado para la ocasión, ignora la cuestión dándole salida a la sidrina que se escancia sin solución de continuidad. Más finos, en zona vip, tres gabachos acaban con los canapés. Para eso están.