Diario de León

Valverde se viste de amarillo y Vinokourov gana en La Cobertoria

El corredor murciano volvió a mostrarse otra vez imbatible a la hora de atacar en una subida

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Benito Urraburu - asturias
León

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La Cobertoria recibió al pelotón de la Vuelta a España con sol, con calor, de forma muy distinta a las últimas ocasiones en que se pasó esta cima, que nunca había sido final de carrera. Y en el alto brilló con fuerza, un día más, Alejandro Valverde, encaramado al liderato de una carrera de tres semanas por primera vez, a sus 26 años. Valverde es oro de ley, como el color del maillot que lleva. «Estuve muy cerca de conseguirlo en las Vuelta de 2003 y 2004. Me quedé cerca. Ahora lo he conseguido, que es lo que quería», manifestaba el murciano, que volvió a mostrar unos movimientos felinos a la hora de atacar en una subida, una explosividad que no tiene nadie en el ciclismo mundial. Valverde sigue conservando el estilo, las piernas, la forma de comportarse de un depredador de la carretera. En esta ocasión no pudo dar alcance a Alexander Vinokourov, que conseguía su segunda victoria de etapa consecutiva, en presencia del primer ministro de su país. Aunque sean las más duras, no quiere decir que las etapas de montaña tengan que ser la que más daño hacen de cara a la general, pero sí tienen una forma especial de plantearse. En La Cobertoria se trataba, como sucede siempre, de llevar el pelotón lo más ahogado posible a pie de puerto, de mantener un ritmo que fuese minando lo más posible a los favoritos. Valverde se entrega Con una escapada por delante que aceleró la carrera de una forma importante, el CSC, primero, y luego el Caisse d¿Epargne, trabajaron. El equipo del líder asumió sus responsabilidades con entereza, con fuerza, dominando la situación. El pelotón llegaba compacto a pie de la subida final. La sorpresa vendría por parte de los líderes kazajos, Alexander Vinokourov y Andreiy Kashechkin. Atacaron a bloque a seis kilómetros y medio de la meta. Cogieron veinte segundos de ventaja. Vladimir Karpets quiso saltar detrás de ellos. Valverde le desanimó: «Le dije que era mejor coger nuestro ritmo y tirar para arriba que saltar. Luego ha habido un ataque de Sastre pero hemos controlado bastante». Recordaban Vinokourov y Kashechkin a Zulle y Jalabert, una pareja que en la Once ya protagonizó ataques conjuntos. Estuvieron en el filo de seguir sumando segundos o quedarse varados a la orilla de la general y de la etapa. Surgió un Valverde pletórico, que asumió sus responsabilidades, una palabra que algunos cambian por la de hacer demasiados esfuerzos. Si él no hace su trabajo, nadie lo hará por él. Valverde, Di Luca, Sastre, Marchante y Luis Pérez fueron detrás de los kazajos hasta que a falta de dos kilómetros atacó Valverde: «Yo tiraba, también Di Luca, pero Sastre iba a rueda. Parecía que marchaba a tope. Cuando le he pedido el relevo le he visto castigado» dijo el murciano. Vinokourov se dio cuenta de que había saltado Valverde y él también atacó. Valverde cogería a Kashechkin, mientras el líder del Astaná sumaba 20 segundos de bonificación y se metía de nuevo en carrera. Brajkovic pagaba su juventud, su falta de dureza, algo habitual en un recién llegado al mundo profesional coon 22 años de edad. La Cobertoria dejó dos carreras. La de los kazajos por un lado y la de Valverde por otro, en una Vuelta a España que a día de hoy podría tener hasta cinco protagonistas si incluimos a Vinokourov, que si no es el por desastre que protagonizó en El Morredero, Valverde le sacó 2:23, sería un rival muy peligroso. Carlos Sastre cedió tiempo, nada alarmante, a pesar del daño que los ataques de Valverde le producen. Necesita subir a un ritmo en el que esté cómodo y Valverde le saca de vueltas. Ángel Gómez Marchante se ha metido en la pelea y Kashechkin está controlado. La Cobertoria dio de sí todo lo que pudo dar. Más no se le puede pedir. Ayer y hoy de La Cobertoria La Cobertoria es un puerto con historia en la Vuelta a España. En realidad, su ascensión no tiene nada de especial hoy en día. Fueron ocho kilómetros de subida perfectamente asfaltada, que le ha dado todavía más dureza a la cima asturiana. La Cobertoria adquirió fama, para quienes lo han sufrido, en su descenso. Fueron muchos los ciclistas que en 1999, hace siete años, se cayeron en una carretera llena del polvillo que arrojan las minas, anegada de agua y que continúa totalmente ondulada debido al asfalto que se recaliente y tiene bastantes alteraciones. Abraham Olano se cayó en ese puerto y se dejó sus posibilidades de victoria en una Vuelta a España que acabaría ganando Jan Ullrich. Quien no olvidará nunca La Cobertoria es el aragonés Fernando Escartín: «Es el sitio donde más miedo he pasado en toda mi vida».

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