«En el Mundial de Japón reviví el éxito que logramos en Lisboa»

Perdido entre ese bosque de jugadores de oro que fueron creciendo en Lisboa en 1999, estaba Julio González, un lucense que se formó en la cantera de Baloncesto León. González nació en Foz y se mantuvo en A Mariña hasta los catorce años, cuando fichó por el León. Su carrera fue creciendo y el destino le tenía preparada una sorpresa: una ausencia de última hora le permitió formar parte de los júniors de oro. Pero la suerte a veces es esquiva y mientras Navarro, Gasol y compañía se fueron derechitos a otras misiones, González sobrevive LEB. Primero se fogueó en León y ahora jugará su tercera temporada en Los Barrios. Desde allí asistió el éxito de sus compañeros de generación. -¿Cómo vivió la final del Mundial de Japón? -Pues con enorme emoción. Me puse frente al televisor y vibré con el éxito de compañeros y amigos de mi misma generación. Reviví el éxito que alcanzamos en Lisboa. -Cuente algo más sobre las sensaciones que tuvo cuando Gasol levantó la copa. -Pues imagínate. Me veía allí, con ellos. Es una emoción indescriptible. ¡Y cuántas cosas buenas para nuestro deporte pueden venir ahora! -¡Qué buen rollo se ve a esa gente que fue a Japón! -Se ve que el equipo es una piña. Lo que los ha llevado al título es la calidad que tienen, pero también es importante que exista muy buen rollo entre todos, como hace siete años. -¿Con quién guarda mayor amistad? -Con los jugadores con los que después me he enfrentado, Cabezas especialmente. -Es curioso, en aquel equipo del Mundial júnior no jugaba Gasol. -Sí, pero todos veíamos el potencial que tenía. Yo mismo le comentaba a veces, cuando se sentaba a mi lado en el banquillo: «ponte aquí que poco te queda de chupar banqueta». Era un crac por entonces, de niño, lo fue cuando empezó a jugar con el Barcelona y lo es ahora en Menphis. -Y Calderón que no entró en aquel grupo júnior por lesión... -Sí, tampoco Vidal. Siempre lo recordamos. -¿Cómo fue la convivencia? -Fantástica, como la que podía verse ahora en Japón. -¿Qué le pareció el homenaje a Gasol? -Me emocioné. Lo tiene más que merecido. -Prueba de memoria: enumere a los «júniors de oro». -Bueno, pues estaban Cabezas, Navarro, Reyes, Gabriel, Raúl López, el quinteto de la final contra Estados Unidos, y Berni, Cabezas, Drame, Bueno, Herráiz, Gasol y este que te habla. -Vale, vale, ¿y quién anotó los tiros libres que dieron el pasaporte para la final? -Fácil. Raúl metió esos tiros y ganamos a aquella Argentina en la que estaban Ciorciari -ahora en el Breogán-, y Kammerichs. Scola no pudo ir, porque estaba con el equipo sénior. La clave fue creer que podíamos plantarles cara. -¿No siente envidia al ver dónde ha llegado esa gente y dónde está usted? -Algo sí, pero soy realista. Hay muchos extranjeros y comunitarios en la ACB, y a los nacionales cada vez nos resulta más complicado entrar. De todos modos, tengo veintiséis años y aún hay opciones.