Más sobre la ubicación del monumento

ANTES DE entrar en materia de titulares, alguna apostilla al hilo de esperpentos -alucheros- recientes. Un seguidor de esta columna se empeñaba en que nos habíamos quedado cortos en lo del «circo de los corros» del pasado miércoles, tras haber tenido que soportar «el sainete» del corro de Villafruela. Un espectador sacudiendo con la vara desde su asiento a un árbitro, éste que se planta y exige justicia a su modo -aluchero-, la fuerza pública desaparecida -¡inaudito!-, «el Preidentelpueblo» tomando un protagonismo que no le correspondía... Compadreo sainetero-aluchero que no es concebible en ningún evento deportivo. Por otra parte, ya nos hemos cansado de resaltar lo impropio -y conflictivo a lo que se ve- de que los espectadores estén tan encima del Círculo de Lucha, pero con esto de que es la salsa y la vidilla... pues eso. Ay, la salsa y la vidilla aluchera a lo que somete... compadreramente. Con la particularidad de que en esto, en el diámetro de los corros, también se ha ido a menos. Dejémoslo en esta anotación de urgencia, por ahora; ya volveremos sobre ello. Tan sólo una curiosidad ¿inducirá el menor diámetro para suplir con tensión ambiental la falta de tensión competitiva? De rechazo presión a los árbitros -salsa y vidilla, ya saben- que degenera en lo que estamos viendo. Si la semana pasada comentábamos que cada día era menor la entidad y la consideración de la Lucha Leonesa para los leoneses, pues mucho menor por parte de las instituciones y los políticos que hemos de padecer en esta tierra nuestra. Un ejemplo entre tantos, la actitud del Ayuntamiento de León hacia el monumento a la Lucha Leonesa. Recapitulemos. En torno a lo que hemos venido calificando como el vodevil de la itinerante estatua-homenaje a la L. L., señalábamos que parecía claro que existía una virtual unanimidad tanto en retirarla de donde estaba como en situarlo donde debía estar. S procedió con lo primero y nos siguen tomando el pelo con el nuevo destino: plantado sobre un montón de tierra como una planta más en el parterre al borde de la Carretera Circunvalación -4 carriles-, a la altura del Estadio y frente a una acera por la que apenas circulan peatones. En tierra de nadie y sin nadie. Perdida, casi invisible e inaccesible cuando fue concebida para ser contemplada «encima de ella» -tocada, fotografiarse...- y para ir colocada sobre pedestal que resalte la esbeltez de la composición escultórica como tal. Total, pasa completamente desapercibida y casi hace bueno a su disparatado emplazamiento anterior (rotonda sin acceso peatonal frente al Edificio de la Junta). Nadie lo entiende. Con lo claro y sencillo, y hasta gratificador políticamente y gratificante leonesamente, de situarlo ya de una vez donde indudablemente ha de resultar su sitio natural y por demás lógico: frontal y entrada principal del «Palacio de Todos los Deportes Leoneses» y como reconocimiento al primero y más leonés de todos. En el lugar más transitado -y por visitantes forasteros-, visible y accesible. ...Pues insensibilidad municipal absoluta. Si en algo tan elemental y tan conectado con la ciudadanía -todas las opiniones coincidentes y ninguna discrepante-, no se reacciona ¡cómo para plantearse acciones en clave de mecenazgo municipal hacia la L. L.! Ejercer de mecenas luchístico lo equiparan a justificarse con un corro hiperpremiado en septiembre que se nomine «Gran Premio Ciudad de León» o algo así, y para que luego no lo acabe presidiendo ni el titular de la Concejalía de Deportes y ni siquiera comparezca para la entrega de galardones. Denominación aparte, eso, una justificación. Retomando la ubicación del Monumento ¿decisión política vía Concejalía de Cultura y/o Deportes, o a lo peor decisión técnica/funcionarial? Ya comprobarán que, como siempre, el silencio como respuesta a todo.