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El Madrid mejora su imagen con una goleada ante un triste Dinamo (5-1)

Raúl, que volvió a la titularidad, se reencontró a base de tantos marcando por partida doble

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Ignacio Tylko - madrid
León

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Raúl se reencontró a base de goles, Van Nistelrooy pudo celebrar su paternidad, Ronaldo reapareció con menos kilos, y el Real Madrid goleó al Dinamo de Kiev en el segundo asalto de la Champions. Todo magníficas noticias para los blancos que, sin embargo, no deberían desatar la euforia. En realidad, fue un duelo extraño, de marcador engañoso, que recordó viejos tiempos. El Real Madrid goleó pero defendió igual de mal y desordenado que en el pasado. Y el Dinamo de Kiev, por muy ONU que sea ahora repleto de extranjeros, respondió al estereotipo de equipo soviético de antaño. Rápido, móvil, bueno técnicamente, capaz de generar un sinfín de ocasiones al contragolpe, pero inocente arriba y blando, una calamidad en defensa. De no ser por su ingenuidad, sería imposible creer que antes de media hora el choque ya estuviera sentenciado. Por partes. En el plano positivo, soberbia lección de Raúl. Volvió a la titularidad después de que Capello le reservara de inicio ante el Betis, porque arrastró molestias durante la semana, y quiso acallar a sus críticos, cada vez más. Apareció por todas partes, fue un ejemplo de capitán y marcó por partida doble después de casi once meses de sequía con su equipo. Luis Aragonés tomó nota in situ , a sólo cuatro días de dar la lista para Suecia. El máximo goleador madridista en la historia de la Copa de Europa contó con la colaboración de sus ¿defensores? pero estuvo espléndido. En su primera diana cabeceó justo donde debía un medido centro de Reyes. En la segunda, aprovechó un regalo porque presionó, corrió como una promesa hambrienta de éxito y tiró de experiencia y su clásica pillería. Notable Reyes, que por tercer partido consecutivo fue titular en detrimento de Beckham. Sólo cabe reprocharle un exceso de egoísmo en algunas internadas que quiso terminar en lugar de pasar. Pero no sólo dio un soberbio pase de gol sino que enganchó un gran disparo para anotar el 3-0 al filo del descanso. Para no variar, los ucranianos se quedaron mirando, sin encimar para nada al utrerano. Liberado Buenas noticias dejó también Roberto Carlos. Mucho más liberado al no subir Mejía -sustituto al final de Cicincho en el lateral derecho-, el brasileño recordó por momentos al defensa-extremo que tantas tardes de gloria ha dado al Madrid. Encontró facilidades, bajó su rendimiento cuando se quedó sin fuelle y perdió motivación, pero profundizó con decisión, acierto y peligro. De sus botas nació el cómodo triunfo, ya que su tiro, mal despejado por el portero, lo convirtió en gol Van Nistelrooy. Lo celebró «acunando» a su niña recién nacida. En el debe del Madrid hay que poner su debilidad atrás. Resulta paradójico porque Capello no se cansa de predicar el orden, la disciplina y la solidez defensivas como virtudes innegociables de todo buen equipo. Seguro que el italiano abroncó a sus pupilos ya en el descanso. Ganaban 3-0, pero el técnico fruncía el ceño, y con razón. No entra en ningún parámetro de la lógica que con dos medios centros destructivos y dos centrales como Ramos y Cannavaro, todo un campeón del mundo que duda y falla más de la cuenta en sus inicios con el Madrid, se concedan media docena de ocasiones por esa zona. Menos mal que Shatskikh y Milevskyi, la joven promesa que cautivó al mundo con ese penalti a lo Panenka en el Mundial, perdonaron al principio y que Casillas fue un magnífico defensa libre. El Madrid se mereció tener que nadar contracorriente. Pero mantuvo su puerta a cerro con fortuna y en ataque todo fue coser y cantar. Cerró la goleada, de penalti, después de que Iker, en su único error de la noche, permitiese al Dinamo no irse de vacío. La hinchada recibió con los brazos abiertos a Ronaldo y despidió a Raúl con grandeza. Todo fue alegría, pero el Madrid no puede permitirse el lujo de conceder tanto ante rivales de mayor enjundia. Seguro que Capello ya lo sabe. En pie por Ronaldo La afición del estadio Santiago Bernabéu recibió con una estruendosa ovación y en pie el regreso del brasileño Ronaldo Nazario, que sustituyó a Ruud Van Nistelrooy en el minuto 72, y volvió a jugar vestido de blanco como no hacía desde el pasado 8 de abril. Con botas amarillas y los colores de la selección brasileña en el talón, Ronaldo recibió su primera ovación cuando en el minuto 62 saltó a calentar y ponía punto y final a su proceso de recuperación. Pese a que Fabio Capello había anunciado que aún le quedaba una semana para regresar, ayer recurrió al delantero brasileño cuando Van Nistelrooy dudó de su participación ante el alumbramiento de su mujer. Finalmente, tras ser padre en la pasada madrugada, el holandés jugó de titular y tras marcar dos goles dejó su puesto a Ronaldo, que disputó sus primeros minutos de la temporada.

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