El circo de los corros...¿Hasta cuándo? (II)

VAMOS CON la segunda entrega de la serie «circense». Más cuestiones sueltas y dispersas, de entre las muchas, que imprimen tal «carácter circense» -siempre entrecomillado- a nuestros corros y cuyas expectativas de solución no se vislumbran en el sombrío horizonte «aluchero». Ni a efectos resolutivos ni de autocrítica y análisis. Lucha de base. Y extensiva a la inexistente como tal lucha femenina. Lo gratificante y motivador que habría de ser para críos y chavales -y crías y chavalas- que en sus competiciones de verano se viesen arropados como en los corros, señor. Existen fórmulas que venimos exponiendo con reiteración, pero lo que no sabe es «presentar la impresentable imagen» de los actuales corros veraniegos de los chavales; aparte de escasísimos, mínimamente difundidos y máximo de improvisación, instalaciones y desangelamiento ambiental. En estos casos «circo en sesión infantil». Y a posteriori, nula difusión cuando tal efecto difusor, mediático, representa un estímulo para infantes y semiadolescentes. ¿Y premios y distinciones vía becas de estudio o similares? Nada de nada... Árbitros que han de rotularse su camiseta con lo de -debiera resultar superfluo- «árbitro», acaso para que los espectadores se lo crean; para que crean que «aquello» va en serio. Y ya en serio de verdad, puestos a ello rotular con lo más ajustado y lustroso de «juez-árbitro». ¿Y la endogamia arbitral-federativa? Recuérdese, todo un presidente colocando al hermano-broncas de nada menos que árbitro: el zorro cuidando el gallinero, ya saben. ¿De traca o de coña? Así que no es de extrañar que les pille a contrapié la ley de la ventaja o lo de la pasividad: tan sencillo como que la pasividad señalada a uno sólo implicaría que el otro atacaba y consecuentemente no existía combate pasivo ¡elemental! Hasta contribuyen a que esté mal visto -¿por los propios árbitros?- el recurso reglamentario de soltarse (normalmente el de inferior peso), penalizable reglamentariamente con media caída como infracción al reglamento sin más. Aclaremos porque es de justicia: lo del desenfoque de la pasividad es cuestión de Reglamento, no de arbitraje. Un Reglamento en su conjunto obsoleto y desfasado todo él, con planteamientos tan irracionales -y cómicos- como que clasifique la primera caída en caso de empate con caídas, cuando lo racional debiera ser precisamente la última, para que el que va detrás no se resigne y ataque buscando el empate que le clasifique. Lo anterior estamos cansados de repetirlo. De la misma forma que también hemos señalado muchas veces que en la lucha leonesa se carece más de imaginación que de dinero. Capacidad imaginativa-creativa a añadir a la capacidad intelectual, capacidad de trabajo y entrega altruista a la causa deportivo-leonesa (luchísticoleonesa). No a ninguna otra causa política. Triste destino el de condenados a hacer buenos a sus antecesores, por más que resulten coincidentes el algún posicionamiento. Por ejemplo poniéndose a su nivel en instrumentalizar a la lucha leonesa y servirse de ella como trampolín político. Servilismo e instrumentalización a los que se sigue prestando el que debería ser el más independiente -políticamente y sólo dependiente de la leonesidad- de entre todos cuantos deportes se practican en León: justo por ser el más leonés de todos. Pues igual de servil... Claro que el ciudad de León lo que se merece cuando el nivel de concienciación es tan bajo. Un aborregado «silencio de los corderos en rebaño»; sanchopancismo de secano irredento que sólo actuamos a impulsos materialistas... y sanchopancistas. Mientras, el «circo de los corros» sigue su progresivo deslizamiento dando tumbos y esperando que se haga la luz» (en figurado pero también en real: Mansilla, Manzaneda..). Las luchísticas cuestiones serias ni tan siquiera se intenta su abordaje. Mecenazgo, Fundación lucha leonesa, sponsor en serie (patrocinio integral), prevención lesiones más su cobertura integral también en serio... Lamentablemente lo único que avanza, junto con el mercantilismo a todos los niveles, es el sainete y el circo... aluchero.