BLANCAS CONTRA NEGRAS
Las visitas de Krámnik al baño dinamitan el mundial La Guerra Fría regresa al mundo del tablero
La falta de privacidad del maestro ruso pone en peligro el primer torneo unificado desde 1993
El maestro ruso Vladímir Krámnik amenazó ayer con la retirada del Campeonato Mundial de Ajedrez si no se respeta su privacidad, en medio de una fuerte polémica por sus numerosas visitas al baño durante las partidas. «Yo no he firmado para participar en un reality-show. No he dado mi consentimiento para que el equipo rival me siga a todas partes con un cronómetro en la mano», señaló Krámnik en una rueda de prensa. El ruso no llegó a presentarse ayer a la quinta partida, por lo que los jueces del torneo dictaminaron su derrota técnica y cedieron la victoria por incomparecencia a su rival, el búlgaro Vesselín Tópalov. Krámnik expresó su malestar por el hecho de que el comité de apelaciones del torneo entregara a Tópalov las cintas de vídeo con imágenes de su habitación de descanso. «Esto es una violación de mi privacidad, de mi vida privada», dijo. El ruso agregó su disposición a comparecer hoy, sábado, en la sexta partida pero con las condiciones que regían al comienzo del torneo. «Estoy dispuesto a seguir en el torneo y no tengo ni la más mínima crítica para el comité organizador, pero en estas condiciones no pienso hacer las paces», señaló Krámnik aseguró que la dignidad es más importante que un título mundial y que el comité de apelación debe ser reemplazado. Ante las protestas de Tópalov, el comité de apelaciones del torneo dictaminó ayer que ambos ajedrecistas utilicen desde la partida de hoy de manera conjunta el baño de mujeres y no uno individual. El comité reconoció que el número de visitas al baño de Krámnik era poco habitual, pero negó que hubiera fundamento para boicotear el torneo. Tópalov acusó anoche a Krámnik de hacer trampas en el baño y añadió que no volvería a darle la mano al principio y al final de las partidas. La delegación búlgara sospecha que el maestro ruso recibe asesoría de sus colaboradores cuando acude al baño, el único lugar del recinto donde no existe una cámara de vídeo. El presidente de la Federación Internacional de Ajedrez, Kirsán Ilyumzhínov, pidió encarecidamente a Krámnik que «no se retire por el bien del ajedrez y para no frustrar los esfuerzos de años» para organizar un campeonato unificado. Mientras, el maestro inglés Nigel Short, derrotado en 1993 por Gari Kaspárov en el campeonato mundial del cisma, aseguró que tiene «un gran concepto de Krámnik», al que conoce desde 1992, por lo que considera «poco creíbles» las acusaciones vertidas por Tópalov. Además, agregó, «no creo que un ajedrecista pueda obtener la victoria por que el otro vaya mucho al baño». En otro caso similar, en 1978 durante la segunda partida del campeonato mundial, Korchnói presentó una protesta formal por el hecho de que a Karpov le sirvieran yogures de sabores durante el juego. El comité de apelación dio la razón a Korchnói al considerar que Karpov podía recibir consignas a través del color del yogur y por el momento en que fuera servido. LAS ACUSACIONES del búlgaro Vesselín Tópalov contra el ruso Vladímir Krámnik de que éste hace trampas durante sus numerosas visitas al baño retrotraen al ajedrez a los tiempos de la Guerra Fría. La delegación búlgara sospecha que el maestro ruso recibe asesoría de sus colaboradores cuando acude al baño, el único lugar del recinto donde no existe una cámara de vídeo. Tras la disputa de cinco partidas, Krámnik aventaja a Tópalov por 3-1 en el campeonato mundial absoluto de ajedrez que se disputa en Elista, capital de la república rusa de Kalmikia, bajo la égida de la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE). La polémica trae a la memoria los acalorados duelos entre Gari Kaspárov y Anatoli Karpov, que en sus enfrentamientos no sólo dirimían la hegemonía en los tableros sino en el seno de la sociedad soviética. Al igual que sus ilustres predecesores, ambos ajedrecistas comparten la misma edad, 31 años, pero no el estilo de juego ni la forma de ser y de pensar. Krámnik, que mide 1,95 metros de altura, es un ajedrecista clásico de carácter flemático, al que le gustan los buenos restaurantes; mientras Tópalov es ambicioso hasta el extremo y le gusta ver el fútbol mientras degusta unas tapas en el casco viejo de Salamanca. Curiosamente, el juez principal del torneo es el holandés Guert Gijssen, que dirigió en 1987 en Sevilla uno de los históricos enfrentamientos entre Kaspárov y Karpov, que se saldó con tablas (12-12). En un principio, este campeonato unificador parecía destinado a superar, de una vez por todas, el cisma protagonizado en 1993 por Kaspárov, gran dominador del ajedrez entre 1985 y 2000. Además, por primera vez en la historia, los dos ajedrecistas se repartirán a partes iguales el millón de dólares en premios, independientemente de quien sea el ganador final. El entrenador de Tópalov exige que un juez del torneo acompañe a los jugadores cuando estos se dirijan al baño en el transcurso de las partidas. «Cuántas veces se puede ir al baño? Sería lógico ir cinco veces, máximo diez, pero no 50», señaló. Danailov pone como ejemplo la última partida, cuando Krámnik fue al baño varias veces entre el movimiento 15 y 16, lo que también contribuyó a desconcentrar a su rival. En respuesta, Krámnik amenazó ayer con abandonar el torneo si «la FIDE no respeta sus derechos, lo que incluye el visitar el baño y la habitación de descanso las veces que le venga en gana». El equipo del ajedrecista ruso denuncia que la apelación de Tópalov no les fuera comunicada con la necesaria antelación. «Tuvimos conocimiento del recurso unas horas antes de la partida de hoy. Eso va contra el reglamento e infringe los derechos de Krámnik». El ruso lidera el torneo tras anotarse los dos primeros puntos en las partidas del sábado y el domingo, y firmar tablas el martes y el miércoles. El torneo se disputa al mejor de doce partidas, con dos horas para los primeros 40 movimientos, una hora para los 20 siguientes y, en caso de ser necesario, una «prórroga» de quince minutos con 30 segundos para cada jugada. El primer ajedrecista que fue considerado campeón del mundo fue el español Ruy López de Segura, creador de la apertura española, a mediados del siglo XVI, mientras que el primer campeón oficial fue el austríaco Wilhelm Steinitz en 1886.