Y Raúl Entrerríos fue el salvador
El brazo derecho de Raúl Entrerríos fue el mejor asidero que encontró ayer el Ademar para salir airoso de todas las situaciones apuradas por las que pasó a lo largo del encuentro. Y fueron más de una y más de dos. Cada vez que el conjunto ademarista lo pasó realmente mal, Entrerríos salió al rescate. Así, hasta en cuatro ocasiones. Y ocasiones realmente complicadas. De esas en las que el balón quema en las manos. Cuando el partido marcha empatado y fallar un ataque significa dar al rival la oportunidad de ponerse arriba en el marcador. En esos momentos encarar con decisión la portería rival es complicado y sacar el brazo todavía más. Pero el central-lateral asturiano lo hizo hasta en cinco ocasiones. Y acertó las cinco. Fueron goles que se convirtieron en auténticos balones de oxígeno para un equipo que en líneas generales ofreció ayer una cara demasiado gris. Incluso fue el autor del pase de gol a Julen Aguinagalde para que el vasco sentenciase definitivamente. Volvió Garralda Después de tres semanas de baja por lesión, el capitán ademarista, Mateo Garralda, volvió ayer a jugar. No hizo un gran partido pero aportó su garra y su empeño por ganar siempre.