Los aplausos ganan la partida al radicalismo en el Cataluña-Euskadi

El amistoso que disputaron ayer las selecciones catalana y vasca en el Camp Nou se convirtió en un acto de afirmación nacionalista. Miles de seguidores vascos y catalanes -casi 60.000, según los organizadores- empuñaron senyeras e ikurriñas y pancartas reivindicativas, algunas a favor de selecciones nacionales independientes de la española, y jalearon durante más de 90 minutos a sus respectivos equipos. A pesar de los intentos desesperados de una ínfima minoría de exaltados por politizar el partido y convertirlo en un alegato contra España y el fútbol español, la inmensa mayoría del público, mayoritariamente joven, optó por la alegría deportiva y rechazó la bronca y la polémica. Los himnos vasco y catalán aplacaron el griterío radical de unos pocos a favor de la liberación de los presos de ETA y las pancartas con este mismo lema quedaron reducidas a unas pocas inmersas en un mar con los colores de las enseñas catalana y vasca. Los aplausos y las bengalas ganaron la partida a los voceros del radicalismo. La estrecha vigilancia policial, tanto dentro como fuera del campo, también evitó el estallido de incidentes. Numerosas personalidades El partido estuvo presidido por los máximos mandatarios catalán y vasco, Pasqual Maragall, que llegó después de los prolegómenos del encuentro, y el lehendakari Juan José Ibarretxe. No faltaron a la cita numerosas personalidades del mundo de la política, el deporte y el conjunto de la sociedad civil, como los presidentes de los Parlamentos catalán y vasco, Ernest Benach e Izaskun Bilbao, respectivamente, y el presidente del Barça, Joan Laporta, así como consejeros de ambos Ejecutivos autonómicos. Tampoco se perdieron el partido algunos líderes políticos. Se sentaron en las gradas el presidente de CiU, Artur Mas; el secretario general de ERC, Joan Puigcercós, y el presidente del PNV en el Congreso, Josu Erkoreka, y su compañero de partido Iñaki Anasagasti, entre otros. Acabado el encuentro, la fiesta deportiva se trasladó de las gradas a la cancha y al exterior del Camp Nou. Seguidores de los dos equipos se abrazaron y cantaron juntos.