La falta de pegada de la Cultural otorga al Real Unión un empate (0-0)

La presencia de Pablo Suárez en la posición de mediocentro por delante de la defensa y la titularidad de Oriol Riera en detrimento del brasileño Addison fueron las novedades impuestas por el entrenador culturalista Antonio Gómez para acometer el encuentro frente al Real Unión. Desde un principio, la Cultural supo adquirir el dominio del balón en el centro del campo, con un Pablo Suárez batallador y un Fernando López inteligente en la distribución del juego de medio césped en adelante. El bloque local volvió a confiar en una línea defensiva sólida, con la finalidad de desarticular el juego directo de los irundarras sobre el terreno de juego. Los balones en largo sobre las puntas de Markel y Joseba Aguirre dieron trabajo a la cobertura leonesa en el despeje. Tanto Sambruno como Goikoetxea siempre salieron al corte tanto al lateral derecho como al izquierdo, para corregir en determinadas acciones las imprecisiones de Negral y de Fran. Con el paso de los minutos, el dominio en la medular se igualó. Markel comió los espacios a la Cultural, con un Fernando López muy desgastado y Pablo Suárez sin la misma frescura del inicio. Los últimos compases de la primera mitad apenas ofrecieron llegadas hacia ambas porterías, con excesivo respeto entre unos y otros. El equipo visitante adquirió mayor peso en la medular, aunque sin inquietar el marco defendido por un seguro Aulestia. El tiempo de descanso sirvió para ordenar el juego a los de casa, que en los últimos compases de los primeros cuarenta y cinco minutos pasaron excesivos apuros para frenar el poderío de Markel y Otaegi en el cuerpo a cuerpo, frente a sus rivales. Los primeros minutos del segundo período otorgaron a los de Gómez el manejo del balón en la zona ancha, aunque sin inquietar a un seguro Otermín ni a su defensa. Mitxelena y San Miguel acudieron a la contundencia para alejar el balón de sus dominios, sin que Diego Cascón, el hombre más adelantado de los leoneses, le quedaran metros por delante para tratar de imponer el peligro necesario sobre la portería necesaria. Sólo a través de lanzamientos desde lejos lo intentó el cuadro culturalista. Apuntes futbolísticos A parte de la dificultad del cuadro culturalista para llegar con peligro al área contraria, el partido también dejó dos lecturas muy claras. La primera radicó en que la Cultural puede hacer jugar a Pablo Suárez como mediocentro, porque demostró que le sobra calidad y cuerpo para ejercer en dicha posición, pero dejó entrever algunas lagunas propias del que no está habituado a jugar en esta demarcación. Se asentó muy bien, pero tuvo que salir Aller para que el equipo volviera a dominar esa zona tan fundamental en el fútbol. De la fuerza y de la inteligencia con la que saque y mueva el equipo el balón de medio campo hacia arriba, depende el resto del bloque. Y segunda, la capacidad y la calidad de Oriol Riera es incuestionable e indiscutible. Posiblemente, sea el jugador más completo que ha pasado por la Cultural en los últimos diez años, pero su fútbol sigue sin entenderse, sobre todo por sus propios compañeros de equipo sobre el césped. Suma a sus condiciones futbolísticas, la inteligencia. Algo impropio en Segunda División B. Sus movimientos siempre son por algo. Se mueve en función del balón y del rival, con visión siempre vertical. Carece de comprensión y de verse acompañado por alguien que hable su mismo idioma. No es mera casualidad que Fran Rijkaard le tuviera en cuenta y Serra Ferrer ordenase su fichaje por el AEK de Atenas. Su técnico, Antonio Gómez, es un estudioso del fútbol y conoce las virtudes del catalán. «El bloque necesita tiempo para acoplarse y para que todos sepan como respira el de al lado», matizó el entrenador vigués. El partido languideció con un sólo equipo en pos de la victoria, la Cultural. Cascón, Aller y Addison carecieron de puntería.