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Un Real Madrid ramplón recibe un repaso en el campo del Getafe

El dúo Van Nistelrooy-Ronaldo no logró el objetivo de Capello y no firmó ni un solo pase

Capello da instrucciones a sus jugadores durante el partido de ayer

Publicado por
Daniel Roldán - getafe
León

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El Getafe sacó los colores a un ramplón Real Madrid y se llevó el partido con una claridad sorprendente. El equipo de Schuster desnudó a los blancos, que además acabaron con diez por la expulsión de Ronaldo. El brasileño vio dos amarillas -la primera por una falta y la segunda por protestar al colegiado- que le impedirán jugar el partido contra el Barcelona de la próxima jornada. La expulsión del «Fenómeno» era la puntilla de una imagen desastrosa. Si el club madrileño fuera una empresa y no un equipo de fútbol, los publicistas y los relaciones públicas se lanzarían contra la pared más cercana por lo que el espectador ve cada fin de semana. Lo más probable es que el equipo de Capello peleé hasta el final por las tres competiciones, pero la forma en la que va a lograr sus objetivos es aburrida. El Madrid fue más plano que nunca. No construyó nada de nada, ni siquiera una jugada con más de cuatro pases seguidos. Era la forma más «capelleriana» del equipo en la presente temporada. Los blancos, no obstante, se sentían cómodos. No tenían que hacer nada en la construcción ni en el ataque; su único objetivo era la defensa. El balón era para el Getafe, que marcó desde el comienzo un ritmo altísimo. Schuster decidió que sus hombres abrieran el campo para la llegada de la segunda línea. Fue un acierto del entrenador alemán, ya que Casquero y Celestini se descolgaban con una facilidad asombrosa para rematar las dejadas de Pachón y Del Moral. El centrocampista toledano puso en apuros a Casillas en un lanzamiento lejano; y Helguera desbarató un pase de pecho preciso de Pachón. Por cierto, el defensa cántabro, después de cinco meses sin jugar, estuvo a un nivel correcto. Por fin juntos Capello se desgañitaba en la banda. Ni Emerson ni Diarra eran capaces de parar a los azulones que jugaban a placer por donde querían. Pachón, el cuarto delantero del «Geta», realizó un magisterio de cómo un ariete se tiene que mover de banda a banda para abrir espacios. Provocó saques de esquina y faltas, que eran un dolor de cabeza para los madridistas. Los getafenses ganaban todos los balones por alto. Además de recibir muchas oportunidades de gol, el Madrid no creaba ni una. El entrenador blanco buscó la solución en Raúl y Ronaldo, ilustres ocupantes del banquillo, que salieron por el todoterreno maliense y el desaparecido Cassano. Por fin Van Nistelrooy y el brasileño estaban juntos en el campo. En teoría, una de las parejas atacantes más peligrosas del mundo. En la práctica, no cambió nada porque nadie daba un pase. Guti estaba bien cubierto y tampoco estaba en su mejor día. El «Geta», con la ausencia de Diarra, le buscó la yugular a los blancos. Se lanzó al ataque y encontró el gol en la jugada que más enfada a Capello, el balón parado.