Diario de León

Fútbol | Primera División

Tres zarpazos otorgan el triunfo al Real Madrid en Tarragona

A pesar de su efectividad, el equipo de Capello demostró un juego pobre y sin profundidad

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D. San Juan - tarragona
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El Madrid sólo necesitó de tres disparos para acabar con la resistencia de un notable Gimnastic de Tarragona. A pesar de su efectividad, el equipo de Capello demostró un juego pobre, sin profundidad. Sólo sobresalió Robinho, autor de tercer gol y el único que ofreció algo distinto. El Nástic usó las mismas armas que el Getafe o el Écija. Es decir, el equipo modesto se sube a las barbas del grande con un divertido juego que sus aficionados no han visto en años. El once de Luis César Sampedro salió revolucionado. El técnico gallego apostó por el bloque que ascendió a Primera y dejó a los fichajes en el banquillo. Los suyos se lo agradecieron con una presión agobiante y una velocidad endiablada. El Madrid se perdía ante estos argumentos. Una vez más, los de Capello despreciaron el balón, sin hacer ninguna jugada hilvanada. Diarra y Emerson hacían su trabajo con corrección, sin más. Pero no encontraban a Guti, que estaba muy bien cubierto por por Buades y Juan. Sólo Robinho intentaba romper la monotonía con sus diagonales y bicicletas. El Madrid esperaba y aguantaba los ataques de los locales. Gil y Cuellar, los dos alas, abrían el campo y hacían sufrir a la defensa blanca con sus centros al gigantón Makulula, que le dio la noche a Cannavaro. El italiano acabó desesperado con el portugués y provocó un penalti estúpido. Cazó por detrás al ariete cuando éste buscaba el balón, que se hallaba lejos. Buades convirtió y alentó el sueño del Gimnastic, que se esfumó en apenas quince minutos cuando Roberto Carlos igualó el encuentro. Dos golpes La calidad de los grandes provoca que los esfuerzos de los demás sean en balde. Eso hicieron los madridistas, que con sus dos primeros disparos a puerta le dieron la vuelta al marcador. Antes del descanso, Roberto Carlos lanzaba una falta en la frontal del área que acabó en gol; en el inicio de la segunda parte, Helguera cabeceaba un córner sacado por Guti. Era el primer gol del central cántabro desde marzo de 2005, cuando marco contra el Betis (3-1). El Madrid tenía el partido como le gusta a Capello. El accidente del tanto local estaba solventado y ahora había que mantener el resultado. El objetivo es vencer. El fútbol bonito sólo debe ser una consecuencia del resultado y no el método para lograr la victoria. Con estas premisas bien claras, el Madrid se quedó en su campo. Juntas las líneas, los blancos aguantaban los ataques de los catalanes, cada vez más confusos por el cansancio, para luego salir al contragolpe. Así se gestó la mejor jugada de los blancos. Una combinación que inició y terminó Robinho con un gral gol, a pase de Sergio Ramos.

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