EL RIVAL
Conjuga su virtuosismo con pecados de juventud
El filial madridista hace honor a su condición de conjunto nodriza de un grande del fútbol español, presentando una escuadra plagada de juventud que atesora, no obstante, calidad para dar y tomar. Es la eterna diatriba entre la formación de jugadores y la consecución de resultados. Míchel no rehuye la apuesta y acepta de buen grado el reto de convertir en profesionales del fútbol a un puñado de chavales que pagan muchas veces el exceso de bisoñez que refleja su carnet de identidad. Lo bueno del caso es que le van acompañando los resultados y es de suponer que todo mejorará con el paso del tiempo, si es que nadie se pone nervioso y respalda una filosfía que, por otra parte, no puede ser distinta. Un filial es un filial, por más que la referencia sea un club plagado de urgencias cuyo objetivo no es otro que ganar títulos que engrandezcan su historia. Por eso no es extraño ver juntos en una categoría profesional a unos cuantos chavales del tercer equipo del Real Madrid, que milita en la Tercera División, junto a algún esporádico superviviente de la plantilla anterior, e incluso algún otro que llega casi del juvenil de División de Honor sin apenas período de adaptación a este tipo de fútbol que entiendo más bien poco de romanticismo. Esta tarde tiene un hándicap importante al no poder contar con Rubén De la Red, verdadero cerebro de esta formación. En un equipo con tanta calidad tal vez no se acuse en exceso su baja y más fuera de casa, pero conociendo a Míchel es seguro que la condición de visitante no supondrá una gran alteración de planes. Tiene a Javi García, Rodri o a su propio retoño, Adrián, para que todo siga igual. Por no hablar de Esteban Granero que este verano le marcó un golazo a la Deportiva en el 3-1 de aquel triangular con el Valladolid. Y en las bandas tiene dos puñales como Borja Valero y Mata. Aviso para Chupri y Asier Salcedo.