Sin presión y sin coartada

EL RUMOR de la desazón comienza a encontrar en el Toralín un sillón de abonado con cierta facilidad. La cagamos el domingo y ya no caben las coartadas arbitrarias como en choques precedentes. El Castilla bailó a la Deportiva en la primera mitad con un juego de toque alegre en el centro del campo que trajo por la calle de la amargura tanto a Borreguero como a Jhota. Pero la peor noticia es que quedó la impresión de que los dos mediocentros, lo mismo que sus acompañantes, pudieron dar algo más de sí. La primera mitad de la Deportiva resultó exasperante una vez más, y ya van demasiadas frente a equipos con los que se presumen que deberían combatir por la permanencia. Nadie puede exigir a Risso que acierte -como suele- con un cincuenta por cien de sus testarazos. Pero sí que tanto él como Rubén Vega, como Raponi o como Fran, inicien la presión defensiva que tan buen resultado dio al equipo al comienzo de la temporada. Los cachorros madridistas son buenos técnicamente, algunos realmente buenos. Pero la flacidez defensiva de los blanquiazules les convirtió en ciertos momentos en excelentes. Por no hablar de la sucesión de pases relativamente fáciles fallados en el último tercio del terreno de juego. Ni Fran, ni Rubén ni Borreguero rindieron al nivel técnico que se les supone en los primeros 45 minutos. Y así sólo queda encomendarse a la gran estrategia de ataque de la Deportiva -la única-: Balón a la cabeza de Risso y prolongación hacia Rubén, o viceversa. Pero aún es posible rebuscar una buena noticia para encuentros venideros. Al menos en la segunda parte, y pese a los dos goles encajados, hay que constatar que se profundizó por banda. Con un Fran mucho más entonado en el centro, pasando con maestría; y con un Rubén Vega bastante más afortunado en la banda. Lamentablemente, el «malaje» resultó absoluto a la hora de remachar los centros entre los tres maderos por parte de todos sus destinatarios. Cuenta la prensa que el club busca refuerzos. La posición de Fran el domingo pone de relieve que es posible hallar un jugador mucho más pelotero que Borreguero a la hora de dar el último pase. Y más que un sustituto a Risso debería descubrirse un jugador de banda que releve a Raponi, y otro que dé un «descanso» a Chupri. Cada vez que veo centrar al lateral me vienen a la cabeza las palabras amargas del desaparecido Pancho Puskas: «Lo que no soporto ahora, cuando un jugador falla un pase a un compañero, es que éste encima le dé una palmada. Yo les decía: ¡Oye, hijo de puta, aunque sea con la mano, pero dámela». Un sabio.