Diario de León

Fútbol | La gala de los mejores

Cannavaro, de patear a Maradona a Balón deOro

El italiano levantará hoy el trofeo más codiciado por un futbolista

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Roberto Morales - madrid
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Si se cumplen los pronósticos, el italiano Fabio Cannavaro levantará a sus 33 años el Balón de Oro 2006, lo que le convertirá en el tercer defensa en recibir la máxima distinción individual del fútbol tras los alemanes Mathias Summer (1996) y Franck Beckenbauer (1972 y 1976). A menos que una enorme sorpresa rompa todas las apuestas, el nombre del jugador del Real Madrid será pronunciado hoy en la gala de entrega del 51 Balón de Oro que, en esta ocasión, la revista «France Football» organizará en su sede. Aunque la prensa de medio mundo ya lo da por hecho, la revista francesa se obstina en mantener un suspense que, un año más, ha quedado roto con antelación, pero que confiere cierto grado de misterio al anuncio del ganador. Los fotógrafos y periodistas de «France Football» que acudieron a ver a Cannavaro a Madrid mataron el efecto sorpresa y designaron de antemano al italiano como el vencedor. Su magnífica actuación en el Mundial de Alemania, culminada con el cuarto triunfo de los «azzurra», su designación como segundo mejor jugador de la competición tras el francés Zinedine Zidane y su traspaso al Real Madrid, han pesado más que el descrédito sufrido por los avatares del Juventus de Turín, con la que, pese a todo, se proclamó campeón de liga Fabio Cannavaro (Nápoles, 13-09-73) representa el triunfo de un amante del fútbol, que cierra con el Balón de Oro un año histórico de una carrera ejemplar que comenzó con sus anecdóticas patadas a Diego Armando Maradona en su primer entrenamiento profesional, a la culminación de su carrera con un Mundial y un trofeo de oro que premia al fútbol italiano. «Bravo, eso es que va bien», respondió Maradona a un dirigente del Napolés que increpó a un joven Cannavaro por sus entradas al astro argentino en su primer entrenamiento juntos. La bendición del argentino se ratificó con los años y el mundo del fútbol premia al mejor defensor, ante la sorpresa de los virtuosos del deporte rey. Cannavaro, segundo de tres hijos, protagoniza la carrera ejemplar de un niño que adoraba el fútbol. Ahora, a sus 32 años logra cumplir sus sueños de infancia, esos que navegaban por su mente mientras desarrollaba sus funciones de recogepelotas en el Nápoles, donde perplejo admiraba las andanzas de Maradona y de su ídolo, Ciro Ferrara, su ejemplo a seguir como defensor. A los ocho años daba sus primeros pasos en el campo de tierra de Fuorigrotta, antes de pasar al Italsider di Bagnoli y recalar en la cantera del Nápoles, donde se crió como futbolista. Era la época dorada de un equipo que por primera vez alcanzaba el «scudetto» y la ciudad disfrutaba al son de Maradona, con Cannavaro viviendo la historia en la banda como recogepelotas, mientras comenzaba a levantar en la cantera sus primeros premios, como el campeonato de estudiantes de 1987. Era la joya de la cantera y debutaba el 7 de marzo de 1993, con un Nápoles ya sin Maradona, que caía 4-3 en su visita al Juventus. Desde su inicio Cannavaro encandiló con sus cualidades como central. Su 1,75 de altura y 72 kilos de peso, alejado del ideal de zaguero, lo compensó siempre con su desarrollado sentido de la anticipación, la agresividad y una potencia en el salto única. En el verano del 95, con el Nápoles de capa caída, Cannavaro fue traspaso al Parma donde dejó para la historia una defensa casi infranqueable, saltando al panorama europeo junto a Lilian Thuram, y con Buffon, con quien ahora deseaba compartir el Balón de Oro, siempre en su retaguardia como su ángel salvador. Ganó dos Copas de Italia, la Supercopa y UEFA. Rozó la Liga y tras tocar techo después de siete años, pasó a liderar al Inter de Milán. La falta de títulos le llevó al Juventus de Fabio Capello, para coincidir con su admirado Ferrara, donde engrosa su historial con dos 'scudetti' consecutivos, arrebatados por la justicia pero que siente suyos. Su brillante Mundial y los problemas extradeportivos en los que se vio inmersa la Juventus, con su descenso de categoría, provocaron que Cannavaro cogiese su último tren con destino Real Madrid. Una aventura a la que se habitúa con el paso del tiempo, víctima del cambio de estilo de dos juegos con poco en común. Su palmarés engrandece con su historia en la selección italiana. El «general Cannavaro» recibió el testigo de la capitanía de Paolo Maldini y cumplió su centenario el día de la inolvidable final del Mundial 2006 ante la Francia de Zinedine Zidane, donde se quitó la espina clavada en Francia 98 y Japón y Corea 2002. Roza alcanzar los registros récords de Dino Zoff, 112 internacionalidades, y Maldini, 126, con una selección en la que comenzó ganando dos europeos con la sub'21 (1994 y 1996), participó en los Juegos de 1996, fue subcampeón de la Eurocopa del 2000 y dejó al mundo su imagen de ganador sonriente en el Mundial 2006, alzando al cielo la cuarta Copa del Mundo de la historia de Italia. Cannavaro recoge trece años después el testigo de Roberto Baggio como Balón de Oro. El mundo del fútbol vuelve a premiar a Italia, a una forma de entender el juego que se personifica en el jefe de la defensa, el capitán, el símbolo del triunfo.

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