El síndrome del «aluche de la boina»
HEM OS TRATADO de probar a lo largo de las 3 últimas semanas, que la otra lucha es -e incluso fue- posible. Pues a apostar por ello, para superar «el síndrome del aluche de la boina y del más de lo mismo». En esa clave, y en alguna medida como mensaje luchístico-navideño, van las reflexiones que siguen. Luchístico mensaje cuasinavideño. El ademarista Castresana, desde la virtualidad de la Concejalía de Deportes, a nuestro compañero Gino Fernández: «Me gustaría potenciar nuestra lucha, mimarla como los canarios...». ¿Otro brindis al sol más? El ciudadano-seguidor está tan desencantado de los políticos en activo como en potencia, que no cree ni... en el navideño Papá Noel. Lo que ya no suena a tierno villancico, ni a música celestial, sino a música y declamación con acento canario -con reivindicativo acento- son esloganes como éstos que repiten los medios de las Islas: «Defiende la Lucha Canaria, que es tu Lucha, canario ¡Canario, es tu Lucha!». Y es que, bien demostrado está, quien pierde sus raíces pierde su identidad. También desde esta tierra algún mensaje dignificador. En sintonía con esa línea -tan poco sintonizada- dignificadoramente leonesa y leonesamente dignificadora, de lo leonés y del sentimiento y las raíces de un pueblo, el oasis -leonés- del Himno a la lucha leonesa de La Braña cuya estrofa final, reivindicativa y beligerante, entona: « Furia y casta leonesa/ han hecho de este deporte inmortal/ para orgullo del Pueblo/ que le dio su Identidad/ ¡¡Lucha leonés!! ». De lo lírico a lo pragmático. Pues la praxis nos lleva a reconocer que nos sobra saber por experiencia que predicar debate interno -autocrítica- es como predicar en el desierto. Tal como en su día reclamar auditorías, más categorías (semiligeros), Lucha leonesa incorporada e integrada en el deporte universitario (¡¡¡Universidad de León!!!)... Pero sobre todo presentación y puesta en escena: tal como se presenta actualmente la lucha leonesa no puede aspirar a llegar más que «a los de siempre». La única forma de rectificar trayectorias, es reconocer errores. Luego contribuir a ponerlos al descubierto, ¿es crítica destructiva? Más bien todo lo contrario: colaborar señalando fallos en el enfoque de la cantera, en el enfrentamiento (nulo) de esa mejora de imagen, en la rutina del más de lo mismo empezando por lo tedioso y pesadísimo -casi siempre- de los corros. Todo ello desde el debate abierto que invocábamos arriba, la sana y enriquecedora controversia: «La discusión clarificadora lleva a la luz». Aludíamos antes de pasada a la cantera. Pobre mensaje de optimismo prenavideño el de tan sólo nueve escuelas compitiendo en el campeonato de escuelas deportivas de la Diputación. Sí, ya sabemos que lo deportivo y luchístico-diputacional excluye a municipios de más de 20.000 habitantes (León, San Andrés) pero aún así nueve escuelas de lucha... ¿Inhibición docente, desidia cazurra...? Inadmisible en cualquier caso. Y en general, se requeriría otro grado de implicación mucho más comprometido tanto deportiva como leonesamente. Compromiso luchísticoleonés. De ahí que el compromiso de esta columna lo sea sólo y exclusivamente con la Lucha Leonesa, versus Lucha por León. De cierre, mensaje-testimonio congratulador con sello un tanto personal y que tenemos pendiente de hace semanas anteriores. Felicitación para el también vecino columnista Martín Martínez, otro francotirador y luchador por León, nuevo flamante cronista de Astorga. De un modo especial por lo que a uno le marca como antecesor suyo en las ondas Cope-nianas, la alternativa profesional tras nuestra bohemia radiofónica. Qué lejos ya los tiempos radiofónicobohemios de los años sesenta... Lo relevante, congratularnos con el reconocimiento concedido a Martín. Y ya al hilo literario, el empecinamiento de la Real Academia con el gentilicio «castellanoleonés» (¿pronto aluche castellanoleonés?). El presidente de la RAE, el leonés consorte Víctor de la Concha, pasa de malograda carrera religiosa a «bienlograda presidencia antileonesa». Y la (seudo) intelectualidad leonesa, la sensibilidad de los (seudo) intelectuales ante la afrenta «castellanoleonesa», vía diccionario de la RAE y bendecida -como corresponde a un ex clérigo- por un leonés consorte? Pues ellos, los acomodaticios intelectualoides leoneses, en su status dorado, en su nube blindada, versus en su patético silencio. Nuestro Antonio Gamoneda, recentísimo Premio Reina Sofía y Premio Cervantes, poéticamente lo certifica -un tanto desesperadamente- y nos emplaza en su Canto a la esperanza : porque es preciso conquistar la altura (...) para esta tierra que nació sin alas. Conectados a la lírica, en el recuerdo a Victoriano Crémer en su ya inmediatísimo centenario su a modo de epitafio, admonitorio pero al tiempo premonitoriamente de llamada esperanzada «aquí fue un hombre; pisad fuerte la tierra que lo cubre y hallaréis el pálpito de un pueblo». Para completar con una invocación-proclamación comprometida e implicadora: «León es un com promiso del alma y un deber del corazón». Mensajes desde la esperanza y ante la Navidad esperanzada.