Fútbol | Segunda División
El árbitro decide un partido que no tenía dueño
Ceballos Silva decretó un penalti inexistente en el descuento que dio el triunfo al Almería
La Deportiva perdió un partido que no supo ganar. Sólo así se explica que un rival en inferioridad numérica durante una hora de encuentro se permita el lujo de jugar casi a placer y encima, aunque esto es otra historia, termine por llevarse los tres puntos en el descuento con un penalti regalado. Los locales nunca supieron cómo afrontar la contienda y volvieron a vivir de los impulsos que otras veces le dieron resultado. Nadie puede negar ni un ápice del trabajo que los blanquiazules derrochan en cada partido, pero está claro que a este equipo le falta cabeza y le sobra corazón. Todo se puso de cara (o eso parecía) cuando el árbitro expulsó a Gorka Larrea por zancadillear a Rubén Vega, siendo el último defensor. Era el principio del fin. Los de Pichi no tenían argumentos para gobernar un choque controlado siempre por los visitantes. Por fortuna, Míchel y compañía no hicieron pasar por serios apuros el marco de Rubio y aquello iba camino de un empate decepcionante. Pero cuando ya nadie esperaba algo así, un presunto empujón de Fuentes sobre un jugador contrario que se aprestaba a rematar de cabeza una falta inexistente, por cierto, llevó al colegiado a tomar la decisión de señalar penalti a favor de los almerienses. Míchel, que se pasó todo el partido haciendo faltas (la mayoría no señaladas) a sus oponentes, no desaprovechó el regalo de navidad anticipado que le hizo el extremeño Ceballos Silva y sentenció un encuentro que no merecía ganador. La Deportiva necesita refuerzos para soñar con la permanencia. Es tan difícil llegar aquí y tan fácil marcharse que sería una pena no tratar de poner remedio a esto.