Huracán Z y Bembibre se rehabilitan y ya acarician las posiciones de ascenso
La última jornada del 2006 resultó negativa en líneas generales para los intereses de los equipos leoneses que militan en el grupo octavo de la Tercera División, al saldarse la misma con dos victorias y cuatro derrotas. Así, Huracán Z y Atlético Bembibre continúan su periodo de rehabilitación y se acercan de nuevo a las posiciones que clasifican para disputar la fase de ascenso. El conjunto trepalense logró un trabajado triunfo que le permite acabar el año en la quinta posición, empatado a puntos con el Arandina, cuarto en la general, y a sólo dos del Numancia B, tercero en discordia. El equipo rojiblanco se deshizo con muchos apuros de la Deportiva B en el derbi, y aunque continúa en la séptima posición tiene la cuarta a sólo tres puntos, aunque para hacerse con ella debe superar a Arandina, Huracán Z y Real Ávila. Sin embargo, las cuatro derrotas complican en exceso la permanencia de los otros cuatro representantes del fútbol provincial. La Bañeza se hunde un poco más en el fondo de la clasificación y tras reafirmarse como farolillo rojo del grupo, ya tiene a seis puntos la salvación, aunque la misma puede ser una quimera si se confirma el descenso del Real Valladolid B, lo que dejaría a los bañezanos a diez puntos de la permanencia. La Hullera ya es penúltima en la general, aunque puede aliviar su situación si suma los tres puntos en el partido aplazado frente a la Gimnástica Segoviana. De momento, el conjunto de Ciñera tiene a dos puntos su continuidad en al categoría, a expensas de lo que haga el filial pucelano en la categoría superior, pero puede abandonar los puestos de descenso directo si derrota al club segoviano el próximo día 30. Deportiva B y Cultural B siguen caminando sobre el filo de la navaja. Aunque de momento tienen un pequeño colchón de puntos sobre Universidad de Valladolid e Íscar, pueden ver seriamente comprometida su situación en la tabla en las próximas jornadas. El filial blanquiazul inicia el año precisamente ante la Hullera en su feudo de Santa Bárbara, mientras el culturalista viaja a tierras burgalesas para enfrentarse a una Arandina que también afronta el partido bajo el síndrome de la necesidad tras sus últimos tropiezos.