Coma, a un paso de otro título

« A partir de Nema se puede decir que ya hace bajada, porque estamos a tres días del final, y comenzamos a encontrar un poco de sabana. Son pistas de gravilla, pero que levantan una polvareda tremenda que queda como niebla y obliga a ir con mucho cuidado » «Una vez lleguemos a Nema ya se habrán acabado la arena y las dunas. El camino a Kayes es una etapa parecida a la del año pasado. Es en la sabana, con bosques, ríos, pistas técnicas y rotas, con bastantes piedras. Aunque ha pasado lo más duro de la arena y las dunas, son etapas más cortas en las que es fácil perderse y romper con cualquier piedra. Es fácil tener un problema mecánico si no prestas la suficiente atención». El Dakar está ya, salvo debacle de Marc Coma y Mitsubishi, decidido. A no ser que ocurra algún contratiempo inesperado, Coma repetirá el domingo en lo más alto del podio y obtendrá su segundo triunfo consecutivo, mientras que en coches una vez más los Mitsubishi han impuesto su ley en una carrera que fue dominada hasta la jornada de descanso por los Volkswagen. Los rivales de Coma se han caído de la general según avanzaba el Dakar y han dejado al piloto español una victoria muy tranquila. Coma ha controlado la situación desde el inicio de la carrera, sin hacer alardes ni asumir riesgos inútiles, además de disponer de una moto perfectamente fiable. Sus rivales, sin embargo, han sufrido problemas de caja de cambios que les han alejado del vigente campeón y gran favorito para revalidar el título. En coches, parecía que esta vez no se le podía escapar a Volkswagen el triunfo, pero una vez más el desierto mauritano ha resuelto la carrera. En esta ocasión hay que achacar a la mecánica alemana la debacle. Primero fue el automóvil de Vatanen el que se quemó, y después los problemas se cebaron con los coches azules. Lo grave es que llegaron después de la jornada de descanso, cuando los coches debían, al menos en teoría, estar como nuevos. Hasta el año que viene Algo ha fallado en la estructura de Volkswagen, y el problema del Dakar es que no hay otra edición hasta el año que viene. Aunque la marca germana gane raids, o campeonatos, la repercusión es mínima, y todas las miradas se vuelven en enero al cara o cruz que significa el Dakar, en la que hay que estar a tope las dos semanas que dura, sin un solo fallo. En su segundo Dakar, Carlos Sainz ha vuelto a demostrar su profesionalidad. El piloto madrileño ha intentado llegar hasta el final, sufriendo mucho, y está contagiado ya del espíritu de la prueba africana. Llegar al Lago Rosa es el objetivo de Sainz. En su segundo año tampoco se llevará la victoria, pero ha demostrado que podía ganar, por inteligencia, y por pilotaje, aunque la mecánica, como a todos sus compañeros, le jugó una mala pasada. La victoria se la han puesto en bandeja a Mitsubishi, que ha funcionado mejor y una vez más ha hecho valer su experiencia, cuando sus coches no eran los más rápidos. El defensor del título se mantiene en guardia y persigue todo conato de euforia en su discurso. «De momento he ganado un Dakar y voy camino de ganar el segundo. Ya hablaremos en el Lago Rosa, donde puedo ser el primer español que ha ganado el Dakar dos veces o el tontín que lo ha perdido teniendo una hora de ventaja», aseguró Coma a Efe. Más disputada aparece la competición de coches, con un duelo en la cumbre entre los Mitsubishi de los franceses Stéphane Peterhansel y Luc Alphand. La última de las etapas modificadas por motivos de seguridad tan sólo varía el primer tramo de enlace. Ha sido recortada casi a la mitad de lo previsto en un principio -de 746 a 484 km-, pero los 257 kilómetros de especial serán los mismos estipulados inicialmente. Los participantes realizarán así un breve paso por Malí, justo antes de entrar en Senegal en la jornada siguiente. A estas alturas de carrera las dunas ya se habrán acabado, para dar paso a pistas estrechas en las que dominará la velocidad.