DESDE LA GRADA
Sin gol no hay futuro
DESDE luego no es momento de hacer chistes. Pero queda claro que a la Ponferradina lo que le gusta es jugar a la contra. Cuando lo hace mal, como frente al Castellón, gana. Cuando su fútbol brilla bastante más, como ante el Alavés, palma. El fútbol es caprichoso y resulta una tontería detenerse en ciertos análisis. Pero su primer mandamiento es el gol. «Amarás al gol por encima de todas las cosas», reza el catecismo balompédico. Y a la Deportiva, desde luego, habría que excomulgarla porque sus principales sacerdotes abominan del precepto más esencial. De poco vale prescindir del pelotazo largo y en perpendicular a los tres palos y empezar a tocar y a desdoblarse. Si cuando te plantas cuatro veces delante del cancerbero contrincante le estrellas el balón en el pecho o se la das blandita en un triste semifallo. En esta especialidad Riso se está encaramando a la cima de la clasificación de Segunda. Para que tomen nota los que en los primeros partidos de la Liga creyeron que habían encontrado a Van Basten. No era normal entonces su casi cien por cien de efectividad, ni tampoco debería serlo su nulidad plena en el acierto. Con todo, Riso no debería ser el único recurso goleador de la Deportiva. Y el domingo, si algún loco hubiera colocado en el interior de la red de las porterías del Toralín algún tipo de explosivo que se activase bajo presión, la parroquia podría haber disfrutado fumándose un puro de todo lo que resta de temporada porque no correría peligro alguna. A Porato le podrían haber atado en una silla de ruedas y habría sido igualmente la estrella. Las únicas noticias buenas que deja el choque contra el Alavés es que es posible un fútbol mucho más combinativo. Que Raponi -en uno de sus mejores partidos- sabe desdoblarse, encarar por banda y lo que ya sabíamos, chutar con aviesas intenciones. También, que Robles debe ser la última opción del técnico en el lateral derecho. Aunque Pichi demostró en la jugada del penalti que, como todos los entrenadores, tiene sus vacas sagradas. Relevó a Robles, pero el gran error en la acción -y está escrito lo que he alabado a Bornes- fue del andaluz por cruzar un balón cuando tenía a Rubio totalmente de cara. Podríamos hablar asimismo de cómo el equipo no pareció salir enchufado desde el minuto uno o de como San Fran y San Rubén se martirizaron con cuentagotas. Pero casi cualquier reflexión pasa a un segundo plano si incumples el primer mandamiento con tanta alevosía: «A-ma-rás-el-gol-por-en-ci-ma-de-to-das-las-co-sas». Y este equipo está en pecado mortal.