Lo que queda tras el Lago Rosa
El Dakar se ablanda
Un total de 300 corredores alcanzaron la meta del rally africano, casi el doble que el año pasado, y la mayoría de ellos criticó que el trazado de la carrera se haya simplificado
En total 300 competidores acabaron un rally Dakar que casi todo el mundo califica de sencillo con respecto a otros, un extremo que los organizadores achacan a la supresión de una etapa por la amenaza terrorista. El año pasado fueron 193 los participantes que alcanzaron el Lago Rosa, 67 motos, 93 coches y 33 camiones, lo que denota que la edición fue mucho más dura. «Hay que tener en cuenta que tuvimos que suspender la etapa que terminaba en Tumbuctú por una amenaza terrorista. Si se hubiera corrido esta etapa habría menos competidores aquí porque era muy dura», señaló a Efe el director de la prueba, Etienne Lavigne. El número uno del Dakar se mostró satisfecho de la edición de 2007, porque, dijo, «ha sido hermosa, rica y variada» y «la competición ha estado reñida». «En coches hemos visto a los Volkswagen dominar a los Mitsubishi durante buena parte de la prueba y en motos el duelo entre Marc Coma y Cyril Despres ha sido muy bonito», comentó. Lavigne se mostró un tanto dolido por la polémica sobre el punto en el que se perdió Coma en la etapa que terminaba en Tambacunda y señaló que es «una polémica pequeña y un tanto chovinista». «Sentimos mucho lo que pasó a Coma. Pero decir que la organización del Dakar ha podido tener una influencia me parece demasiado», indicó. Los más robustos, en la cumbre El rally Dakar más flojo de los últimos años encumbró a dos pilotos robustos, dos franceses que han demostrado resistir como pocos a las inclemencias del desierto, Stéphane Peterhansel en coches y Cyril Despres en motos. Fue el noveno triunfo de Peterhansel, el tercero sobre cuatro ruedas, lo que demuestra que es el mejor dakariano de todos los tiempos y que se ha abierto, por méritos propios, un hueco en la leyenda. El «Caníbal» volvió a comerse el rally con la autoridad con la que suele hacerlo y sólo su compañero de equipo, compatriota y amigo Luc Alphand pareció discutir su hegemonía hasta el final. El ex esquiador esperó sin éxito a que se repitiera la historia del año pasado, cuando Peterhansel estrelló su liderato a falta de cuatro capítulos para el final. La única mancha a su victoria provino del hecho de que no ganó ninguna etapa, pero como el francés recordó, esta es una prueba de paciencia y resistencia y fue ahí donde su Montero marcó la diferencia. Todo lo contrario le sucedió al español Carlos Sainz, que volvió a terminar como el piloto con más triunfos parciales, pero quedó lejos de los mejores en la general. Esta vez el madrileño se marchó del Dakar con cinco victorias de etapa, una más que el año pasado, por lo que en sus dos presencias suma ya nueve, a una del plusmarquista español, José María Serviá. En total, los Tuareg sumaron diez triunfos y dominaron la primera parte de la carrera, hasta que la mecánica les dejó empantanados en el desierto y fuera de la lucha por el triunfo. Una historia completamente diferente a la de los Montero, que sólo aparecieron en la lucha cuando el desierto marcó su ley, pero terminaron dominado el rally con la autoridad que les da haber copado los dos primeros puestos de la general, pese a que no han ganado ninguna parcial. En motos el francés Cyril Despres sumó su segundo Dakar y aventajó al español Marc Coma en el duelo que mantienen por la hegemonía de la disciplina desde hace tres años. Si el año pasado fue el español el que se impuso, en esta ocasión se quedó a las puertas de la gloria, cuando parecía que tenía todo de su lado para sumar el segundo título consecutivo. Una caída a cuatro jornadas para el final le dejó fuera de juego y acabó con su sueño. Contaba con casi una hora de ventaja sobre Despres, pero el Dakar no se acaba hasta el podium del Lago Rosa. El francés no tuvo más que recoger un testigo que nadie le discutió e ir pasando días hasta poder celebrar su segundo triunfo.