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Mundial de Alemania

España vence cumpliendo el guión previsto (33-29)

Rusia se fue apagando durante la segunda parte por la endeblez de su banquillo Un error del CSD impide jugar al croata Dominíkovic

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Leontxo GarcíaL - manheimmanheim
León

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Otra vez igual: el rival de España se fue apagando en la segunda parte. Rusia, con titulares muy previsibles y suplentes endebles, fue la cuarta víctima para los de Juan Carlos Pastor. Ahora viene el hueso de Dinamarca, cuya defensa cerrada exigirá el lanzamiento exterior español, casi inédito hasta ahora. La victoria pondría a España en cuartos de final salvo carambolas muy improbables en las dos últimas jornadas de la segunda fase. El guión resaltaba la necesidad de vigilar de cerca al terrorífico Rásvortsev, capaz de desnivelar un partido cuando está en racha. El famoso principio de amagar y no dar, inculcado por Pastor, exige un cuidado extremo en este caso. Pero Beláustegui primero y Garralda después secaron convenientemente al cañonero ruso. Mientras tanto, el portero Barrufet despertaba del letargo en el que llevaba sumido desde que empezó el Mundial y volvía a ser el de los días históricos. Rusia contaba con una novedad respecto al partido del Torneo Internacional de León, hace diez días: se llama Kokchárov, y es muy bueno como extremo en ataque y como avanzado en defensa. Él, su colega del otro extremo Krivochlíkov (Ademar) y el excelente pivote Chipurin mantuvieron viva a Rusia durante la primera parte, casi siempre uno o dos goles por detrás. Esa diferencia se debió en buena parte al martilleo constante por el lazo izquierdo del ataque español, que empezó Alberto Entrerríos. Es probable que su defensor suspirase de alivio cuando Pastor sentó al lateral del Ciudad Real, pero la pesadilla no terminó, porque entonces salió Iker y dio un recital de goles espléndidos. Hacia el minuto 20, España cambió la defensa en 5-1 por otra más cerrada, en 6-0. El guión decía que Rusia debería derretirse poco a poco en la segunda parte, en cuanto el seleccionador Maxímov se viera obligado a sacar a sus suplentes. Pero los cambios se hicieron, y Rusia seguía entera. Pastor, en vista de que sus laterales zurdos (Garralda y Beláustegui) no marcaban ni un gol, decidió salirse entonces de los cauces normales, alineando a tres diestros en la primera línea, y acertó: Alberto Entrerríos, Iker y Chema volvieron locos a los rusos con sus constantes cruces. Pero había un problema: Entrerríos estropeaba al defender lo que lograba al atacar. Entonces se cumplieron las leyes de la biología y la lógica: los titulares rusos acusaron por fin el cansancio, y los endebles suplentes fallaron, como es de rigor. Ese bache produjo el decisivo 31-25 a ocho minutos del final. La relajación consiguiente de los vencedores fue una coletilla innecesaria del cuarto triunfo de España. Casi todo ocurrió como estaba previsto.

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