| Entrevista | Víctor Tomás |
«Soy pequeño, rápido y listo»
Con sólo 21 años, el extremo azulgrana es el benjamín de la selección y debutante con España por la lesión de Rocas. Ambiciona colgarse una medalla en este Mundial
El azulgrana Víctor Tomás es uno de los extremos más pequeños de la historia del balonmano de elite: mide 1,76, igual que Juanín García, compañero de selección y de club. Tomás, de 21 años, también es el benjamín y el único debutante español en el Mundial de Alemania, con la muy difícil misión de suplir al lesionado Albert Rocas. Y dado lo bien que ha empezado, será probablemente una de las revelaciones del campeonato. Dice que ha aprendido mucho de los porteros del Barcelona y de tres extremos ya retirados: Guijosa, Ortega y el sueco Petersen. Se define como «un tío tranquilo, amante de pasar el tiempo libre con su pareja y amigos». Valora que «la gente vaya de cara y no sea egoísta». Disfruta del cine, sobre todo del argentino ('El hijo de la novia' y 'Nueve reinas' son películas que nunca olvidará). Escucha música negra antes de los partidos. Y es muy carnívoro: «Quizá eso me ayude a ser agresivo jugando». -¿El veneno se vende en frascos pequeños? -Un extremo pequeño necesita menos espacio y menos tiempo de reacción que uno grande. Aparte de eso, procuro estar siempre al 300%, y ser rápido y listo. -¿Hay que ser inteligente para ser un buen extremo? -Conviene serlo para cualquier puesto. Pero, en el balonmano actual, los extremos pasan mucho tiempo sin tocar el balón y, cuando por fin les llega uno, tienen la tentación de lanzar a portería de cualquier modo. La inteligencia te ayuda a hacerlo sólo cuando debes. Y en la defensa, si sabes que el extremo que tú cubres es el mejor jugador del equipo rival debes evitar prioritariamente que lance él, aunque eso suponga facilitar un tiro del lateral colindante. Todo eso hay que pensarlo. -Y luego está ese diálogo psicológico con el portero, en el sentido de «él cree que yo creo que me va a ofrecer el lado corto para que se lo tire por ahí, de modo que » -¡Ah!, eso es muy interesante. En la medida de lo posible, yo intento no pensar antes de lanzar, y fijarme solamente en los movimientos del portero para decidir cuando estoy en el aire. Tener una decisión tomada antes es contraproducente porque lo más probable es que lances donde habías pensado, haga lo que haga el portero. Pero tu subconsciente tiene grabados los lanzamientos anteriores y, además, el portero juega con eso para ofrecerte un lado u otro. O sea que, en realidad, siempre existe un poco de esa guerra psicológica, aunque tú quieras evitarla. -Debutante, benjamín y pequeño, pero da la sensación de creer mucho en sí mismo. -Soy consciente de lo que sé y no sé hacer, y procuro limitarme a lo primero para fallar lo menos posible. Además, la llamada del seleccionador indica que estoy jugando bien en mi club, y en el Torneo Internacional de León lo hice bien. Todo eso me ha dado mucha confianza. -La evolución del balonmano ha disminuido el juego con los extremos. -El poderío físico es cada vez más importante en balonmano, y eso hace que la vida de los extremos sea dura, y que nuestro margen de creatividad disminuya porque sólo puedes encarar el uno contra uno si tienes mucho espacio. Así que hay partidos en los que apenas te llegan dos balones claros, pero en otros te llegan diez, y además puedes ser muy útil en los contraataques. -¿Le impresiona que las canchas alemanas se llenen, o casi, en partidos de poca importancia? -Sí, porque España y Alemania tienen las mejores Ligas del mundo, pero la diferencia en ese sentido es enorme. Supongo que influye el clima, pero la razón principal es que en el balonmano español falla la mercadotecnia. Estamos ganando medallas y competiciones europeas de clubes todos los años, y no se está aprovechando bien para promover el balonmano. -¿A qué rivales teme más en esta cita mundialista? -En principio a los de siempre, Croacia y Francia, y también Alemania porque juega en casa. Pero ha habido varias sorpresas. Por ejemplo, algo tendrá Hungría cuando ha ganado a Dinamarca y Noruega. -Aún no tiene 22 años, ya ha sido campeón de Europa con el Barcelona y está en la selección. Si gana una medalla en este Mundial, ¿qué le queda? -Es cierto que he logrado mucho para mi edad, pero me queda, por ejemplo, una medalla olímpica. Y lo más importante: mi ambición y mis deseos de aprender están intactos.