Los aficionados aún les añoran

El fútbol ha cambiado en muchos aspectos de unos años a esta parte. El llamado «mercado invernal» ha partido en dos una misma temporada, hasta el punto que algunos clubes empiezan la Liga con una plantilla y la terminan con otra que se parece poco a la anterior. Por eso, llegado el año nuevo se abre un período convulso en la mayoría de los clubes que se resuelve con decisiones traumáticas en muchos casos, provocadas por la situación más o menos delicada por el que van atravesando los equipos. La marcha de futbolistas queridos en la Deportiva como Vicente Úriz o Diego Ribera, son sólo la punta de este controvertido iceberg. Pero no siempre es necesario mover ficha en invierno. Los clubes deben renovarse y en la mayoría de los casos no tienen en cuenta ni el sentimiento de los aficionados ni el peso específico que algunos futbolistas pueden tener entre ellos. Estas bajas, que se podrían denominar traumáticas, suelen nacer del cambio de técnico que en muchos casos llega acompañado de otros jugadores de su gusto. En Ponferrada eso ocurrió años atrás cuando Tomé decidió dar la baja al mítico Cascallar, un jugador muy querido por la grada. La llegada de Fran eclipsó al Cambadés, aunque muchos no entendieron su adiós. Otra baja que levantó ampollas fue la del asturiano Berto. Llegó de la mano de Saro y su relevo en el banquillo, Simón Pérez, le descartó para su nuevo proyecto. Incluso la directiva era remisa a conceder la baja pero al final obraron con profesionalidad para no interferir en la labor del técnico. Así es la llamada ley del fútbol.