El resultado no fue lo peor

EN LA TARDE de ayer, a pesar de la abultada derrota, para mí lo peor no fue el resultado, con ser tan necesario en estos momentos para salir de los puestos de descenso. El ambiente que se respiraba en El Toralín invitaba a la fiesta en la grada y también sobre el terreno de juego, aunque desgraciadamente, nuestro equipo no pudo ofrecerla. Es posible que muchos se fueran ayer del campo pensando que la clave del partido estuvo en ese penalti que supuso además la expulsión de Fuentes. Sin embargo, conviene reflexionar sobre lo que había sucedido antes de esa jugada. Yo aprecié que al Sporting de Gijón le bastó con hacer muy pocas cosas para encarrilar la victoria. En la primera aproximación abrió el marcador y a partir de aquí sólo con presionar en todo el campo a nuestros jugadores, les bastó para tener el control del partido y no sólo cuando la Deportiva se quedó en inferioridad numérica. Me da la impresión de que la Deportiva tiene un serio problema de tipo anímico. Ayer los nuestros salieron muy motivados y con muchas ganas, creando incluso varias ocasiones de gol como el cabezazo de Nabil a la escuadra que no entró de verdadero milagro. Si no somos capaces de hacer gol, entonces aparecen esas dudas de las que hemos hablado en otras ocasiones. No queremos el balón, lo movemos con lentitud en el centro, no desbordamos por las bandas y abusamos de concudir la pelota con los riesgos que ya hemos comentado más veces. Ante todas estas dificultades para llegar a la portería contraria, buscamos la solución más cómoda que es el desplazamiento profundo buscando a la referencia arriba y además lo hacemos mal, porque no acompañamos la jugada saliendo desde atrás. Jugar bonito cuando el marcador es favorable resulta más sencillo. Pero tal y como están las cosas, lo más seguro es que tocará remar contra corriente y ahí debemos estar más unidos que nunca para sacar el máximo de cada uno.