La cerveza más cara del Toralín

El lanzamiento de un bote de cerveza al terreno de juego durante el encuentro disputado el pasado sábado en El Toralín entre la Deportiva Ponferradina y el Sporting de Gijón, le va a costar al cuadro berciano una sanción de 600 euros, según informó ayer el comité de competición de la Real Federación Española de Fútbol. Esta multa a los blanquiazules es resultado de la aplicación de los artículos 131 y 73 del Reglamento de la Federación. El primero de ellos refleja el importe de la sanción (que le ha sido aplicado en su cifra máxima) por el lanzamiento del envase al terreno de juego sin causar daño ni lesión a jueces o jugadores. Se impone el máximo de sanción porque existe reincidencia en la infracción, tal y como recoge el artículo 73. Esos 600 euros habrá que abonarlos con seguridad porque además el club no va a recurrir la sanción, dadas las circunstancias. Más preocupante es la propuesta de sanción que fue realizada ayer por la Comisión Nacional contra la Violencia en el Deporte y que podría derivar en una sanción de 3.250 euros para el club. Exactamente, se propone esa multa a la Ponferradina «por deficiencias en las medidas de control de acceso al no impedir que se introdujera una lata de cerveza durante el partido Ponferradina-Sporting». Como es natural, el club tiene derecho a presentar alegaciones contra esta propuesta de sanción para tratar de reducir la cifra lo máximo posible. En este tipo de diligencias lo normal es que los plazos se alarguen y no es previsible que se produzca una resolución inmediata. El club pondrá el asunto en manos del departamente jurídico que elaborará la estrategia pertinente con el fin de minimizar los daños, aunque el riesgo de sanción es real. 3.001 euros, al que tiró la lata Si la Sociedad Deportiva Ponferradina corre el peligro de ser sancionada de forma ejemplar por las deficiencias en las medidas de control de acceso, al no impedir que se introdujera la lata de cerveza, no saldrá mejor parado el culpable material del lanzamiento del envase. Nada más producirse el hecho acaecido el pasado sábado, la mayoría de los espectadores que se encontraban en las proximidades del aficionado (por llamarle de alguna manera) que lanzó el envase, se volvieron hacia él para recriminarle la acción. Cuando aparecieron los miembros de la seguridad del estadio, el público procedió a denunciar al lanzador que ha quedado debidamente identificado para responder de los cargos que se le puedan imputar. Y de hecho ya existe también para él una propuesta de sanción por parte de la Comisión Nacional contra la Violencia en el Deporte. Exactamente se le reclama una multa de 3.001 euros y prohibición de acceso a los recintos deportivos, por un período no superior a los cinco meses. De esta forma es posible que el sujeto en cuestión se lo piense la próxima vez antes de cometer otra tropelía similar. Lo curioso del caso es que, después de todo, tanto él como la propia Deportiva han tenido suerte de que el recipiente de cerveza que el colegiado riojano Romualdo Caballero Herreros le entregó al delegado de campo, no impactara contra el asistente de la zona de preferencia, Jon Núñez Fernández, del que cayó a un par de metros, según la redacción arbitral. De haber hecho impacto contra el asistente de Caballero Herreros o contra alguno de los jugadores que intervenían en el partido, la sanción podría ser desmesurada para una economía como la de la Deportiva y todo eso suponiendo que el lanzamiento no provocara daños físicos a ninguno de los que se encontraban sobre el terreno de juego, porque entonces El Toralín se quedaría sin fútbol por algunos partidos, casi con toda seguridad. Esto debería servir de ejemplo en adelante porque ya se sabe que el amor desmedido por unos colores a veces puede causar un daño tremendo al propio club por el que se profesa tanta devoción. Es de esperar que de aquí al final de la competición porque si no igual hay que ir a ver a la Deportiva lejos de Ponferrada. Lo que faltaba.