Un animal dañino pero cada vez más atractivo para el cazador
Para Leandro Quintanilla, Presidente de la Sociedad de Cazador es La Liebre que reúne a varios cotos al sur de Valencia de Don Juan la temporada ha sido francamente buena. «Calculo- comenta- que el número de jabalís que llevamos abatidos se aproxime a los 30. Hemos creído conveniente modificar el plan cinegético e incluir al jabalí, de esta forma podemos cazarlo de forma habitual. La verdad es que la Sección de Vida Silvestre trabaja estupendamente y nunca hemos tenido problemas a la hora de conseguir los permisos, bien sean por daños o los ganchos que correspondan». Para Leandro el cambio que ha sufrido la actividad cinegética en Toral de Los Guzmanes o Villaquejida ha sido espectacular. «Ya casi nadie caza perdices o liebres, en todo caso algún conejo. La mayoría prefiere cazar el jabalí. Ha cambiado el tipo de perros, los de muestra cazan prácticamente la codorniz, ya que durante la temporada utilizamos perros de rastro. Este año hemos tenido quince accidentes de tráfico. Es lógico que si tenemos que pagar los daños tengamos derecho a cazar los animales». En otros acotados que todavía no disponen de planes cinegéticos con jabalí incluido también se están cazando mediante permisos por daños. La conciencia generalizada es que se trata de un animal sumamente dañino, tanto para los cultivos como para la propia fauna cinegética. Además provoca frecuentes accidentes de tráfico que suponen serios problemas para los acotados que deben suscribir costosas pólizas de seguros. Si a esto unimos que su caza resulta emocionante y además llena de sabrosa carne las bodegas el asunto está claro. A diferencia de la perdiz o de la liebre no existe peligro de extinción, ya que sus poblaciones han ido en aumento. Sumamente prolífico y con elevado desarrollo siempre que disponga de alimento abundante, los cambios que ha experimentado la actividad agraria le han venido de perlas. Las fincas de montaña ya no se cultivan de forma que se cubren de monte bajo mientras que en las zonas llanas de regadío el maíz permite un hábitat en el que se encuentra a sus anchas durante bastantes meses. Sus únicos depredadores son el hombre y el lobo. Precisamente la presencia del cánido cada vez mas frecuente en las zonas llanas, puede estar relacionada con la abundancia de «cochinos». Los análisis de los excrementos del depredador, en los que se aprecian con frecuencia cerdas sin digerir, acreditan que son una presa preferencial. La opinión de los cazadores habituales de la montaña es bien diferente. Una gran mayoría considera que la forma de cazar el jabalí en las vegas y páramos está incidiendo muy negativamente en las poblaciones montañesas, especialmente porque se matan muchas hembras y rayones. Lo cierto es que terrenos por los que las sociedades de cazadores podían pagar mucho dinero van perdiendo valor cinegético mientras que las tradicionales zonas de caza menor, en las que ésta ha caído en picado, están evolucionando hacia u n m odelo diferente de gestión.