Ronaldinho no está en forma

Ronaldinho ocultó ayer sus «vergüenzas» a los aficionados que pretendían contemplar el entrenamiento que el Barça realizó en el campo de La Masía. Nadie lo pudo ver. El brasileño se quedó en el gimnasio haciendo, según el propio club, recuperación. A nadie se le escapa que Ronaldinho está falto de fuelle. Con imágenes retrospectivas que evidencian su actual sobrepeso o, simplemente, observándole sobre un terreno de juego, se puede advertir que el brasileño arrastra un alarmante bajón físico. Una falta de frescura provocada por varios factores multiplicadores. Ronaldinho está agotado psicológicamente. Lleva dos veranos consecutivos sin degustar unas vacaciones que relajen su actividad muscular. Demasiados partidos que han golpeado sus piernas y también su mente. A la fatiga muscular se le suma su bajón anímico tras un mal Mundial con Brasil. Todo pesa, y más en un jugador acostumbrado a reinar con una sonrisa que últimamente se ha evaporado. El brasileño lleva una temporada estresante. Las bajas de Eto'o y de Messi le sobrecargaron de una responsabilidad que fue solventando con mucha dignidad, gracias, sobre todo, a sus acciones a balón parado. Tras las vacaciones invernales, Ronaldinho ha caído hasta el fondo del precipicio. Día a día su imagen languidece, hasta el punto de desaparecer por completo durante el partido contra el Liverpool. Su única aportación ante los ingleses se fundamentó en un taconazo a Zambrotta en la gestación del gol azulgrana. Estrés, poco descanso y bloqueo mental. Tres causas de un problema de peso que aleja al astro de la canarinha de su condición de estrella. Ronaldinho ya no aparece en las mejores imágenes de la jornada. Tampoco lo hace en los entrenamientos. Esta temporada se ha pasado más días en el gimnasio que entrenándose con sus compañeros. Una imagen que ya era bastante habitual en sus anteriores campañas como azulgrana, aunque sin llegar hasta los extremos de este año. Las dosis extra de preparación que llevó a cabo durante una parte de la temporada junto a otros mundialistas como Deco o Thuram sólo sirvieron para alargar la agonía. Al brasileño le convienen unas buenas vacaciones para aligerar tanta carga de partidos y poder realizar una intensa preparación que le devuelva a su mejor nivel. Lástima para el Barça que ahora no disponga de ese tiempo.