Mejora la situación para la pesca de ciprínidos en los ríos leoneses, sobre todo barbos, carpas y tencas
Pese a que los caudales de los ríos discurren todavía muy altos, el incremento de las temperaturas está permitiendo que los ciprínidos, especialmente barbos, carpas y tencas, recobren su actividad tras el periodo invernal que les mantiene con escasa o nula actividad. De hecho en la zona baja del Esla, tanto en el río como especialmente en las mangas aledañas, se está pescando francamente bien. Las grandes capturas son frecuentes y las primeras tencas comienzan a picar. La afluencia de aficionados también comienza a ser mayor en el curso bajo del Esla por debajo de Valencia de Don Juan y en los mangones próximos al puerto de Benamariel. En esta época del año el cebo mas eficaz es sin lugar a dudas la lombriz de tierra, tanto para pescar a fondo como con flotador. En este tipo de pesca la paciencia es una cuestión elemental. No se trata, como en la pesca de la trucha, de recorrer el río buscando los mejores cebaderos. Una vez elegido el lugar se intentará hacer el menor ruido posible ya que, a diferencia de la trucha que tiene en la vista su mejor arma defensiva, barbos, carpas y tencas disponen de un magnífico oído que les alejará de la orilla si no se anda con sumo cuidado. Para pescar a fondo los mejores lugares son las tabladas amplias con escasa corriente y cierta profundidad. Para hacerlo con flotador «a la inglesa» los barbos y carpas suelen picar mejor en los rizos de corriente leve o en los remansos profundos. El cebo siempre debe tocar fondo o discurrir muy próximo al mismo. La sorpresa en estos casos puede proporcionarla alguna trucha de buen tamaño, que aunque pocas las hay, y que, lógicamente, deberá devolverse a las aguas en perfectas condiciones hasta el uno de abril, fecha en que ya estará abierta la veda en León. Los aficionados que decidan disfrutar de la pesca sin desplazarse a las provincias de la comunidad donde ya se ha abierto o a las comunidades limítrofes, disponen de algunos lugares interesantes como el curso bajo del Órbigo a partir del Puente Paulón o el balsón de Sardonedo, donde además de espectaculares lucios pueden capturarse grandes ejemplares de trucha común. También el Bernesga en su tramo capitalino o por debajo de la ciudad, cuenta con muchos y grandes barbos. El problema está en la turbidez de las aguas y, por supuesto, su evidente contaminación.