«Mi chalé de la sierra está en Nepal»
La intrahistoria de Calleja le lleva a su condición más humanista, como lo refleja el hecho de que tiene dos niños adoptados procedentes del Tibet. Como una demostración de que su filosofía no consiste sólo en alcanzar sus retos desde el punto de vista individual sino que mantiene presente de manera incondicional un espíritu en el que fomenta la ayuda y la convivencia. Por eso tiene una casa de acogida en el Nepal, que él considera algo así como su segunda vivienda y a la que invita «a todos los que paséis por allí». «Mi chalé de la sierra está en Nepal», remarca con humor. Toda esta vida se verá en televisión de la mano de un viajero que desde la dificultad extrema ayuda a conocer el mundo. Y que tiene claro que detrás de tanta adrenalina siempre hay tiempo para observar el cielo y ver las nubes. Porque Jesús Calleja aparece en la locura catódica con la reposada mirada del alpinista impaciente.