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La Deportiva se aferra a la permanencia (2-1)

Un gol de Risso en el descuento permite a los de Pichi seguir soñando con la salvación Los jugadores clave: Deportiva |

Publicado por
Ramón Díez - ponferrada
Ponferrada

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La Sociedad Deportiva Ponferradina consiguió ayer un triunfo agónico ante el Lorca y ello le permite a los de Pichi seguir albergando esperanzas de quedarse en Segunda División una temporada más. Algunos, muchos, pensarán que jugando como lo hizo ayer el equipo blanquiazul será más que complicado mantener la categoría. Y tienen razón, pero peor habría sido empatar y no digamos perder. La Deportiva precisaba los puntos y los consiguió, con suerte es verdad, pero sumó tres de oro y con ello mantiene viva la llama de la esperanza. Otro día será diferente. El caso es que ayer el partido fue para olvidar, en lo que se refiere a la calidad balompédica exhibida por dos equipos que justificaron sobradamente los apuros de su situación clasificatoria. Tal y como iban las cosas, sólo una genialidad de algún futbolista podría variar un empate inicial que pesaba como una losa sobre ambos, especialmente sobre una Ponferradina que jugando en casa tenía, como va a tener siempre de aquí al final, la imperiosa obligación de ganar. Y así fue como Nabil Baha recibió un balón fuera del área y de espaldas al marco para realizar una brillante maniobra que le permitió hacerse con un hueco frente al hermano de Robles, Antonio, para largar un zurdazo imposible para Jaúregui. La grada se las prometía felices, en cuanto al resultado al menos, porque en lo demás estaba aguantando carros y carretas, asistiendo a tanto desatino. Pero como la Deportiva ha nacido para sufrir, pues Xavi Moro botó una falta lejana antes del descanso, poniendo el cuero en el corazón del área donde aparece Javi Rodríguez para cabecear pegado al palo de Rubio, poniendo el esférico lejos del alcance del madrileño. Tocaba sufrir... y se sufrió Otra vez quedaba remar como si nada de lo anterior hubiera servido. Los dos equipos salieron del vestuario concienciados de que el empate era una derrota compartida, esteril a más no poder por cualquier lado que se mirara. Todo hacía presagiar que el marcador no se iba a mover porque hacía tres minutos que el tercer árbitro había mostrado el cartel con los cuatro de prolongación. Entonces la grada entendió que había llegado el momento de la heroica y apretó para empujar a los suyos. Fue así como un centro desde la izquierda sirvió para que el balón saliera rebotado hacia el otro lado, donde Fran controla y devuelve al centro. Allí emergió la figura de Ignacio Risso para ganar a Robles en el salto y poner el balón en la red, ante el delirio colectivo de un estadio incrédulo.

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