Diario de León

ASÍ LO VEO YO

Ochenta y cinco minutos jugando a nada

Publicado por
JOSÉ ANTONIO EULATE
León

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EL FÚTBOL es un espéctaculo tan grande, tan bonito y tan agradecido por parte los siete mil espectadores que esperaban ver jugar, pelear y ganar a un rival que, situado por detrás en la tabla de clasificación, no podíamos permitir que se nos acercara y simplemente con lo último y también lo más importante, que es ganar, disfrutamos como si todo lo hubiéramos hecho bien durante los noventa minutos. No pude asistir al encuentro que nos enfrentó al Xerez, aunque me han comentado que merecimos mucho más que el empate, pero no sólo debemos fijarnos en el resultado (que ahora mismo es lo más importante), aunque es más fácil conseguirlos intentando jugar a algo para obtener ese fin. Al ser un juego colectivo, el fútbol necesita que todos tengan clara la forma en la que deben jugar. Si un equipo quiere tener la posesión del balón y a través del contacto con él, mover al contrario, crear espacios y llegar al marco rival con peligro, cuando esto no es posible porque el poseedor del balón no encuentra ningún compañero mejor situado y con posibilidades de recibir con ventaja, sólo le quedan dos opciones, o quitárselo de encima alejándolo lo más posible o bien retrasándolo a un compañero para mantener al menos la posesión de la pelota. Esto lo he comentado en anteriores ocasiones, pero en la tarde de ayer lo ví mucho más acentuado y me preocupa de cara a los partidos que todavía nos quedan por jugar y especialmente los que deberemos afrontar en nuestro campo. Yo prefiero el tipo de fútbol que te permite estar más tiempo en contacto con el balón con respecto al contrario. De este modo, el jugador puede disfrutar más en el campo y esto suele redundar en un mayor beneficio para el propio grupo. Ahora bien, existe otra forma de afrontar un partido y es la que elegimos en los cinco últimos minutos del encuentro y acabó sirviendo para darnos tres puntos importantísimos que nos permiten seguir manteniendo la ilusión de continuar en Segunda. Tratando de buscar alguna explicación al mal juego que presencié ayer en El Toralín, quizá tenga mucho que ver el alto grado de presión con la que los nuestros afrontaban el encuentro ya que no les valía otra cosa que no fueran los tres puntos. Me sorprendió también no ver a Joaquín Bornes en el campo, aunque luego conocí de sus problemas físicos. Otro factor que jugó en contra del equipo ayer fue la ausencia de Fran desde el principio e incluso el estado anímico con el que más tarde intervino. Teniendo en cuenta el peso específico de estos dos hombres, sus ausencias no beneficiaban demasiado a nuestro equipo. Y todo esto viene a colación porque ahora mismo, la Ponferradina necesita lo mejor de cada uno de los nuestros, pero destacaría sobre todo la principal carencia que percibí ayer. El equipo necesita, por encima de todo, afrontar los partidos con personalidad, que los nervios se queden en el vestuario y que la cabeza esté fría y despejada para poder desarrollar el juego que más nos beneficie. Es lícito elegir cualquier camino en el fútbol para obtener los objetivos que se persiguen, pero lo que no debe pasarle más al equipo en adelante es desaprovechar ochenta y cinco minutos, que es casi todo el partido, jugando a nada. Eso, además de resultar ineficaz, da alas al enemigo que se cree con posibilidades de ganar el partido y la Deportiva lo que no puede permitirse ahora es dar facilidades al rival.

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